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Bunbury: “Me gusta lanzar las canciones para que vuelen solas y lleguen a lugares insospechados” [ENTREVISTA]
Revisitando las raíces de la música latinoamericana, Enrique Bunbury busca saldar deudas con “Cuentas Pendientes”, su nuevo álbum. Con cimientos en el folclore español y un sonido acústico tejido junto a músicos de distintos países de la región, recorre un camino clásico a la vez que lo reinventa.

Por: Luzie Fernández
Publicado el: 13/05/2025
No es un artista que necesite demasiada presentación: Enrique Bunbury lleva casi 40 años dejando una gran huella en la música en español. A finales de los 80 conquistó a la escena al frente de su banda de rock Héroes del Silencio, y al terminar ese capítulo inició una carrera solista muy completa y ecléctica: a aquello que ya hacía le sumó electrónica, rancheras, flamenco, música de cabaret, blues, y muchos géneros más. Se permitió el lujo de explorar una infinidad de sonidos sin perder nunca su toque personal, y entre su variedad musical y sus letras sensibles, es muy difícil no conectar con él y disfrutarlo.
El pasado 25 de abril publicó un nuevo álbum, Cuentas Pendientes. Luego de un período más electrónico en sus últimos trabajos, esta vez decidió volver a un sonido acústico, exploratorio de las raíces españolas y latinoamericanas, y una fuerte inspiración en el folclore. Grabado en México, en el Desierto de los Leones, junto a Sebastián Aracena (guitarra), Luri Molina (contrabajo), Johnny Molina (percusiones) y Jorge Rebenaque (piano y Hammond), el disco se sumerge en las tradiciones del género: las analiza, las respeta, las recorre con una nueva perspectiva y se anima a resignificarlas y reinventarlas, dándoles un nuevo sentido propio.
Conversamos con Bunbury sobre este lanzamiento, sus visiones artísticas y la gira de presentación:
¿Qué inspiró el título de tu nuevo álbum, Cuentas Pendientes? ¿Sentís que tenés algún pendiente para realizar?
Eso espero. Después de todos los discos que he grabado desde el año 87, que fue mi primer lanzamiento, hasta ahora, pensar que me queda algún disco por grabar, alguna canción en el tintero, esa es la esperanza y esas son las cuentas pendientes. Es un disco que habla por un lado de la creatividad, pero por otro lado de asuntos vitales, de enfrentarte a ciertas cuestiones en un momento concreto en la vida en el que hay cosas que han pasado y que miras hacia adelante y posiblemente queda menos tiempo por delante que por detrás.
Es un trabajo en el que volvés a las raíces folclóricas y acústicas. Últimamente venías explorando un poco más lo electrónico, lo tecnológico, como si fuera un instrumento más. ¿De dónde surge esta necesidad de volver a los orígenes y reinventarlos? ¿Es un poco volver atrás?
Para mí no es mirar hacia atrás o hacia adelante. En realidad yo he realizado y me han interesado tres vías musicales, y esas tres vías están presentes constantemente en mi vida, independientemente de que en un momento dado mire hacia un lado. Por ejemplo, ahora estoy haciendo un disco que mira más hacia la raíz, pero a mí me siguen interesando la música electrónica y el rock and roll, que son mis otros dos intereses. Para mí, esos son mis tres enfoques a lo largo de toda mi carrera, entonces da igual qué es lo que esté mostrando al público, para mí y mi vida personal, mi pasión por las otras disciplinas es exactamente igual, aunque yo no la esté desarrollando. De alguna forma yo me voy asomando, dependiendo de mi intuición, de qué es lo que me apetece, qué creo que puedo explorar y no he hecho hasta ahora. Aunque parezca que hacer un disco de raíz es volver a hacer algo que ya he hecho en el pasado, en realidad no es cierto. Mis discos con Huracán Ambulante Pequeño, Flamingos y El Viaje a Ninguna Parte, con los que algunos dicen que hay conexión y yo puedo entenderla, en realidad no son discos de música de raíz, son discos de una banda que se acerca con timidez y se asoma un poco a la música latinoamericana, entre otras muchas cosas, porque también había cabaret, rock and roll, rockabilly, country y otros géneros. Entonces este es el primer disco que hago de forma tan profunda mirando hacia la raíz latinoamericana, con lo que aunque mirar hacia la raíz pueda resultar como un paso para atrás, para mí es un paso para adelante en esa investigación. No sé si me he explicado, pero es que tampoco me resulta fácil explicar cosas que se realizan de forma mucho más intuitiva que racional.
Te entiendo perfectamente. ¿Cómo fue trabajar con tu equipo? Elegiste artistas de diversos lugares como México, Chile y Cuba. ¿Cómo fue esta selección, el proceso, y qué aprendiste con ellos?
Sebastián Aracena es un músico chileno que conocí hace un tiempo colaborando con Mon Laferte, él estaba en ese concierto también en el que colaboramos y cantamos juntos. Y a los otros dos músicos, a Luri, el contrabajista, me lo presentó Ramón Gacías, que es mi batería y mano derecha en la producción. Él proviene de los clubs de jazz y de jam sessions de México. Y Johnny Molina, creo que me habló de él Daniel, el ingeniero y dueño del estudio del Desierto de los Leones. Y luego está Jorge Rebenaque, que ha tocado conmigo por dos décadas. Él ha tenido distintas aproximaciones a la música que yo iba haciendo, pero nunca se había metido tan profundamente en ser estrictamente pianista. Siempre había tocado mucho Hammond y sintetizadores, y en este disco ha sido básicamente un pianista. Hemos montado un equipito pequeño de músicos con mucho talento y mucha sensibilidad.
¿Cómo fue la experiencia creativa grabando en el Desierto de los Leones en México?
Muy bien, es el segundo disco que grabo ahí, grabé Greta Garbo también, y es un lugar mágico, maravilloso, a las afueras de Ciudad de México. Es un bosque hermoso y la verdad es que quedarte ahí, dormir en el estudio y tener esas posibilidades tecnológicas… creo que fue un lugar idóneo para concentrarnos en este proyecto.
¿Sentís que te nutrió artísticamente? Por ejemplo, ¿estar ahí te ayudó a aclarar alguna decisión del disco que aún no tuvieras cerrada?
Claro, sí, antes me has preguntado sobre el aprendizaje durante este proceso de grabación. Obviamente todos los músicos son infinitamente mejores que yo, entonces yo era ahí el alumno, estaba dispuesto a aprender a cada momento. Yo había hecho unos temas, unas maquetas de las canciones que estaban bastante enfocadas, pero claro, la sabiduría, el talento y la técnica de todos estos músicos elevaron la canción a un plano que no sé si yo no podía imaginar, porque creo que estaba enfocado, pero no podía desde luego realizar solo, es un viaje que he realizado con una serie de compañeros que han elevado todo lo que yo tenía en mi cabeza a un lugar mejor.
Respecto a la parte lírica del álbum, la has mencionado como un equilibrio entre lo popular y lo literario, ¿cómo fue encontrar ese umbral?
Esa es mi pretensión, una cosa es la pretensión y otra cosa es que digamos que lo he conseguido o no. Lo que yo buscaba era que los textos fueran claramente canciones para ser cantadas, no quería que las pretensiones literarias opacaran la posibilidad de ser cantadas en una cantina o a voz en grito en las calles nocturnas de un barrio bohemio. Yo lo que buscaba era esa conexión con el alma humana y a la vez quería cuidar el lenguaje y la belleza de las palabras. Ese equilibrio, yo no te puedo decir que exista una fórmula matemática de 2 más 2 es 4, es un equilibrio en el que te guía la intuición.
Hablemos de los sencillos. Las chingadas ganas de llorar remite mucho a una resistencia emocional, te referiste al amor desde el lado más caótico. ¿Lo ves desde el lado de la fortaleza o de la fragilidad? ¿Qué rondaba por tu mente en ese momento?
Me cuesta mucho hablar del contenido de mis canciones, siempre he preferido que el oyente tenga la libertad para llevárselo a su terreno, a su vida. Hay veces que pienso que la interpretación o la aclaración de lo que yo quería hacer con una canción lo que hace es de alguna forma matar la conexión con el público, el cerrar de una vez por todas una conversación. Y nada más y nada menos de mi intención, todo lo contrario. Me gusta lanzar las canciones para que vuelen solas y lleguen a lugares insospechados. Hay veces que escucho las interpretaciones de alguna canción por parte de un seguidor o alguien que me dice “esta canción para mí significa tal cosa”, y aunque internamente esté pensando “en absoluto, yo quería decir eso”, siempre me maravilla y me parece que mejoran y hacen crecer una canción. O sea, tu interpretación hay veces que considero que es más acertada que la mía, porque la mía es más limitada.
Siempre hiciste una carrera sin miedo a retratarte de forma vulnerable. No le tenés miedo a cantar sobre lo emocional, ni a sentirlo a flor de piel. Pero quizás la industria en el último tiempo no valoró tanto la vulnerabilidad, y siento que estamos volviendo a un regreso de esto. ¿Ves algún cambio de paradigma que permite un poco más la apertura emocional de antes?
Entiendo lo que quieres decir, pero no atiendo a lo que ocurre en la industria. Veo narrativas, relatos que apuntan en distintas direcciones, pero creo que el proceso creativo es un proceso tan egoísta, que tiene que ver tanto con cosas que te ocurren, y un sentir y una forma de decir las cosas que es la tuya. A mí me parece muy bien en qué dirección vaya la industria, pero soy incapaz de atender demasiado. No quiere decir que no escuche discos, por supuesto que sí. Lo que no escucho mucho son los relatos que se crean en torno a los discos. Cada vez me sobran más las explicaciones que damos los músicos en las entrevistas. Pienso que somos charlatanes contando palabrería de vendedor ambulante. En realidad, una obra se debe sostener sola. Si necesita de nuestro discurso emocional, mercantil o intelectual, si necesita de nuestra ayuda para ser vendido, es que no tiene tanto valor. Es como los vendedores ambulantes de crecepelo que van de un pueblo a otro y necesitan mucha palabrería para vender un producto que no te va a hacer crecer el pelo. Es falso. Esa es la sensación que tengo yo cuando hablamos demasiado y cuando escucho todas estas narrativas emocionales. Creo que la obra tiene que ser suficiente.
En algún momento te habías planteado dejar de girar, ¿Cómo estás para el tour con las fechas que estás haciendo? ¿Qué planes tenés hacia adelante?
Tengo muchas ganas de empezar este tour. Estamos ahora en el momento de ensayos. Y va a ser muy especial por la presencia del Huracán Ambulante, es un proyecto muy distinto a lo que he realizado en vivo en los últimos años. También este disco tiene unas características muy emocionales que creo que van a conectar con la audiencia de una forma muy especial. Estamos preparando un show a nivel técnico también importante. Y claro, por mi parte muchas ganas de ver cuál es la respuesta de la gente. Siempre desde el lado de la audiencia tienes la idea de “a ver qué tal lo hace este artista cuando venga a mi ciudad”. Bueno, yo pienso al revés, “a ver qué tal lo hace el público cuando yo vaya a tocar a su ciudad”. Tengo muchas ganas de ver cuál es la respuesta del público. Estoy deseando enfrentarme a sus caras y espero que a sus sonrisas.
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