U.S. Girls: “Lo que se graba es lo que se escucha, es transparente […], prefiero que la voz transmita algo real a que suene ‘correcto’” [ENTREVISTA]

El pasado 20 de junio se estrenó el nuevo álbum de U.S. Girls “Scratch It”. Tuvimos la oportunidad de conversar con Meg Remy, la mente y corazón detrás de este proyecto. En esta entrevista, Remy nos invita a recorrer el camino que la llevó hasta esta obra: un viaje desde la maternidad hasta la búsqueda artística más allá de lo sonoro.

¿Es la emoción la pieza clave en una canción, o es la perfección lo que debe predominar en una pieza musical? Esa es una de las tantas preguntas que Meg Remy busca responder en esta entrevista.

Luego de haber compuesto Bless This Mess durante su proceso de maternidad, Remy nos cuenta que decidió tomar un rumbo distinto: explorar nuevos caminos tanto en el aspecto sonoro como en el audiovisual.

Su nuevo álbum fue grabado en cinta, siguiendo la estética clásica de los años 70 y 80. Este cambio se percibe con claridad. A diferencia de su anterior disco —más orientado a notas clásicas y clichés del pop, como ella misma los define— Scratch It nos invita a un viaje por el viejo oeste, evocando paisajes sonoros del estilo americano tradicional. Remy toma como referencia los programas musicales de aquella época para reimaginar su propuesta estética y artística.

Esta exploración visual también la llevó a involucrarse profundamente en el área audiovisual, culminando en la creación del cortometraje de ‘Bookends’. Y es que Scratch It es mucho más que un álbum: es una obra que aborda temas profundos y diversos, desde la introspección hasta la muerte.

El disco está construido a partir de pequeñas historias con las que el público puede verse reflejado, sean o no seguidores del sonido clásico estadounidense. Canciones como ‘Like James Said’ son fundamentales, ya que marcan el punto de partida desde donde se despliegan los diferentes matices de la vida explorados en el álbum. Así como la música tiene el poder de canalizar emociones y transformar estados de ánimo, también puede hacernos reflexionar sobre lo inevitable. En ‘Bookends’, por ejemplo, Remy pone sobre la mesa una pregunta crucial: ¿es realmente aterradora la muerte? Quizás el problema sea que ni siquiera nos detenemos a pensar en ella.

En esta entrevista, Remy nos muestra su lado más humano, dejando ver que los distintos acontecimientos de la vida, tanto los buenos como los difíciles, pueden impulsarnos a hacer cosas extraordinarias, incluso a superar nuestros mayores miedos. Al final, los errores y la vulnerabilidad también forman parte del arte.

Te felicito por tu nuevo álbum Scratch It que saldrá esta noche. ¿Cómo te sientes al respecto? ¿Cómo fue trabajar en este álbum?

Estoy emocionada por que la gente lo escuche, pero ha pasado tiempo desde que lo terminé. Estoy más enfocada en los shows, qué vamos a poner y cómo va a ser. Durante el periodo de lanzamiento de un álbum tengo que distanciarme un poco de ello porque soy una persona muy sensible y pienso: “no quiero escucharlo, no quiero saber lo que piensan de mi música”.

Cuando aparecen diversos comentarios entro en un proceso de distanciamiento definitivo del internet, intento alejarme. Pero hacer este álbum ha sido una increíble experiencia.

¿Y crees que este álbum es un nuevo comienzo para ti?

Definitivamente, ya son casi 20 años de mi carrera. Todo me ha llevado a este momento, pero hubo un punto de inflexión; primero, tener hijos cambió todo, pero empezar a trabajar con la banda en Nashville movió algo en mí. No sé si fue simplemente el hecho de volver a América y tocar con quienes comparto un contexto cultural similar o si también influyó tocar con gente que no conozco bien.

He estado colaborando con amigos muy cercanos y con mi esposo —en Canadá— durante los últimos 15 años. De alguna manera, alejarme de quienes ya conocía para trabajar con personas nuevas me hizo darme cuenta de que realmente tengo una carrera musical.

Creo que nunca antes lo había asimilado por completo. De un momento a otro me vi en Nashville, grabando un álbum en una ciudad con tanta historia musical. Nadie me decía que no debía estar ahí, nadie se tapaba los oídos; el equipo realmente quería estar ahí y me apoyaron en cada paso. Gracias a eso me di cuenta de que realmente amo lo que hago, me siento orgullosa de eso y también de la persona en la que me he convertido. No quiero entrar a los 40 con un monólogo interno negativo, busco comenzar esta nueva etapa queriéndome mientras cumplo 40.

Déjame decirte que tu trabajo es increíble. Estuve escuchando ‘Like James Said’, tu primer sencillo, luego ‘No Fruit’ y ‘Bookends’. Los tres tienen un estilo muy distinto entre sí. ¿Cómo elegiste estas tres canciones para que fueran los sencillos principales del álbum?

Yo no elegí los sencillos, fue una decisión del sello discográfico. Pero sí sabía que ‘Bookends’ debía ser uno de ellos. De hecho, sentí que debía ser el único. Quería hacer algo que realmente deje huella y marque un antes y un después. Decidí lanzar un tema de 12 minutos y confiar en que el público estaba preparado para escucharlo, procesarlo y valorarlo.

Todo el mundo dice que la gente ya no tiene capacidad de atención, que actúan como si no pensaran, pero yo no creo que sea así. Justamente por eso quise ofrecerle al público esta aventura. El sello lo entendió y se mostró entusiasmado con la idea desde el principio. Creo que estamos saliendo de una era en la que los sellos independientes trataban de complacer demasiado a las plataformas digitales, o simplemente se daban cuenta de que no podían competir con los grandes sellos, pero siento que hay un cambio, e intento de volver a tener una visión real con ideas propias.

Las canciones fueron elegidas por el sello, y creo que fue porque son pegajosas y tienen el potencial de capturar la atención del público, por así decirlo. Pero para mí, los singles no son tan importantes. Yo hago álbumes, no soy un artista que se enfoca solo en los singles.

‘Bookends’ tiene una historia muy profunda detrás, incluso realizaste un video musical de 12 minutos generando una narrativa en torno a ello. ¿Te gustaría realizar un proyecto audiovisual similar?

Sí, me encantaría. Trabajo en muchos medios, pero definitivamente el cine y el video son campos que me interesan mucho. Por el momento no tengo ninguna idea en mente, realmente necesitas tener una buena idea porque requiere muchísimo trabajo. He realizado algunos cortos de unos cuatro minutos, pero doce fue una locura.

Es impresionante ver cuánto esfuerzo conlleva lograr que una pieza audiovisual se pueda ver de principio a fin y no solo hasta cierto punto. Pero, sí, me encantaría seguir explorando este campo, me atrae mucho.

También me interesa el teatro y hacer collages, espero no atarme nunca a un solo medio. Por ejemplo, Yoko Ono es una gran influencia para mí (tiene más de 90 años y ha trabajado en todos los medios). Espero poder vivir una vida larga y plena que me permita explorar todos los medios que me interesan. No hay prisa.

¿Cómo surgieron estas ideas? ¿Cómo lograste unirlas para crear este proyecto?

Trabajé con una directora y productora llamada Katie Arthur. Partí de la idea de recrear esas presentaciones clásicas de televisión de los años 60 y 70 con ese formato tan característico de tres cámaras, artistas haciendo playback y rodeados de bailarines. Siempre me ha fascinado y tenía muchas ganas de hacer algo desde mi perspectiva.

Empezamos a desarrollar la idea y a buscar referencias. Pensamos en esas fans apasionadas que gritan y se emocionan, como en la época de la Beatlemanía. Nos preguntamos: “¿Por qué están gritando?”, y eso nos llevó al punto de preguntarnos qué es lo que realmente representan los íconos pop. Muchas veces funcionan como una anestesia del capitalismo, se vuelven una distracción muy placentera y alegre, entonces surgió la siguiente idea: “¿y si el trabajo de una estrella pop fuera más bien el de una ‘doula de la muerte’, alguien que te recuerda que vas a morir algún día, y que eso también es parte de la vida?”.

A partir de ello jugamos con la idea de que esos fans, en realidad, están gritando porque saben que van a morir y pierden el control. Así fue como nació esta idea, pero nos dimos cuenta de que llevábamos 12 minutos y no queríamos caer en una narrativa demasiado lineal y literal.

Así que decidimos enfocarnos en ciertos momentos clave y convertirlo en un festín visual. La idea era tomar ese formato televisivo tan familiar y llevarlo hacia un lugar completamente distinto. Katie [Arthur] reunió a un equipo donde cada persona tomó una parte del concepto y la interpretó desde su rol. Incluso mis vestuarios fueron hechos a mano por una modista, que también aportó su visión; ella, por ejemplo, reinterpretó un vestido clásico de Aretha Franklin (de esos largos con flecos) y lo transformó en una pieza más escultural, algo que jamás habrías visto en esos programas de televisión. Fue como tomar una estructura conocida, desarmarla y, en ese proceso, encontrar nuevos significados.

Este álbum representa un nuevo capítulo para ti. Estás explorando nuevos ritmos y es completamente diferente a Bless This Mess que compusiste durante el proceso de maternidad. ¿Qué dirías que ha cambiado en tu música —o en tu forma de crear— desde esos primeros meses como madre hasta ahora, que ya tienes dos hijos?

Bless This Mess, fue creado durante todo el proceso de embarazo, también fue durante la pandemia, así que todo se hizo por correo electrónico; fue un proceso muy meticuloso al enviar pistas de audio de un lado a otro con distintos productores.

Tomó muchísimo tiempo y gran parte fue utilizando MIDI, muy enfocado en la producción digital. Quería hacer algo con mucha producción, usando estructuras típicas del pop, pero con la intención de modificarlos.

Fue un álbum muy ‘de computadora’ con mucha edición, corrección de afinación y pulido de detalles. Aunque fue muy interesante, y me alegra haber tenido esa experiencia, no volvería a hacerlo. Me gusta ese disco, era lo que quería hacer en ese momento. En ese momento me resultaba irónico estar atravesando un embarazo, y además de gemelos, mientras creaba un álbum tan pulido y brillante. Era completamente opuesto a lo que yo estaba viviendo: me sentía incómoda, limitada, atrapada en mi cuerpo. Supe entonces que, para el próximo disco, debía hacer algo distinto. Algo que reflejara mejor esa realidad más cruda y vulnerable.

Para este nuevo disco, empecé a tocar la banda en Nashville y hablaban sobre grabar en cinta, eso despertó algo en mí. Supe que eso era lo que quería, juntarme con los músicos en una sala y grabar en vivo; lo que se graba es lo que se escucha, sin trucos, sin adornos, es transparente.

No retoqué las voces ni afiné nada, y me di cuenta de que, incluso si una nota no es perfecta, lo que importa es la emoción. Prefiero que la voz transmita algo real a que suene ‘correcto’.

También, teniendo gemelos pequeños, simplemente no tengo tiempo. Necesitaba entrar al estudio por unos días, salir de ahí con el disco terminado y listo. Ahora soy madre a tiempo completo, y mi tiempo es distinto. Pero no lo veo como algo negativo, acepto esa limitación de tiempo como un reto creativo y creo que eso le ha hecho bien a mi música.

Lo que mencionas es muy cierto, no existe una nota incorrecta. La música se vuelve parte de la vida de las personas y, muchas veces, se convierte en la banda sonora de sus vidas. Y, hablando de música y la vida, la gira empieza en dos días, ¿tus hijos te acompañarán?

Esta es la primera vez en la que no van a venir conmigo. Cuando estuve de gira con el álbum anterior todavía estaban en etapa de lactancia, eran muy pequeños y no estábamos listos para separarnos, así que vinieron conmigo, lo cual fue todo un reto: estar todo el día en modo mamá, luego cambiar el chip para salir al escenario, volver al hotel y despertarme a las 6  a.m.

Además, hizo que la gira fuera mucho más cara (tuvimos que llevar a una amiga como cuidadora, rentar un vehículo extra, fue realmente costoso). Esta vez, como ya están más grandes, pueden quedarse en casa.

También necesito tratar de generar ingresos. Ahora mismo es muy difícil ganar dinero con las giras. Todo ha subido de precio, todo el mundo está de gira desde la pandemia, hay muchísimos conciertos al mismo tiempo y la gente tiene menos dinero para asistir. Así que decidimos que lo mejor era que ellos se quedaran en casa.

Además, yo también necesito hacer esto sola, vivir esta experiencia, estar presente conmigo misma, cuidarme durante la gira y no tener que estar cuidando de ellos al mismo tiempo. Subir a un escenario, cantar y entregarse requiere mucha energía. Un día antes del show necesito cuidarme, alimentarme bien, tomar mucha agua y hacer yoga.

Así que no, no estarán conmigo esta vez. Va a ser la primera vez en la que estemos separados por mucho tiempo. No estaré por dos semanas y por ahora va bien. Han pasado solo dos días y me siento bien.

Hablé con mi amiga Basia Bulat, que también es cantante; ella está de gira por Europa desde hace tres semanas y es lo más lejos que ha estado de sus hijos, hablamos justo antes de que yo me fuera y estaba llorando diciéndome que necesitaba volver porque los extrañaba muchísimo.

Yo ahora me siento bien, pero si me llamas en una semana, puede que te diga que extraño mucho mi casa. De esta experiencia veré si dos semanas son demasiado para mí. No quiero estar tanto tiempo lejos, porque mis hijos solo van a tener esta edad una vez. No quiero perdérmelo, pero mi música también es importante y tampoco quiero dejarlo de lado. Es un equilibrio constante, como todo en la vida.

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