Nora, Penelope y Gigi conforman Horsegirl, un proyecto que comenzó en la escuela secundaria en su ciudad natal, Chicago. Como generación post-2000, las Horsegirl son hijas del mundo digital, Internet fue su principal fuente de información, pero esa herramienta las llevó a volver el tiempo atrás y descubrir las bandas fundacionales del indie rock de los 90 que las marcaron. Ese estudio de la historia musical de la época se escucha nítidamente en aquel primer disco de 2022, Versions of Modern Performance, con el noise y la reverberación como bandera.

Tres años después, el trío ya entrando a sus 20 años, se alejan un poco del ruido que caracterizó a ese primer proyecto y dan un salto a la experimentación lúdica. En una etapa donde el movimiento es una marca clave, no solo en cuanto al sonido, sino también por la transición hacia la vida adulta y la mudanza de las tres a New York para emprender su carrera universitaria, la banda se enfocó en mantener el juego. En ese salto les tendió la mano Cate Le Bon, quien produjo el disco y con quien aseguran que encontraron rápidamente un lenguaje en común y un lugar seguro para darle un giro nuevo a sus canciones. Este proceso conformó el segundo álbum de la banda, Phonetics On and On, publicado el 14 de febrero bajo el sello Matador Records.

Las portadas de los singles, con figuras y colores muy simples, los tarareos repetitivos sin significado aparente y los videos que acompañan a algunas de las canciones, con bailes rudimentarios y absurdos, marcan el giro hacia el minimalismo, el recuerdo de la infancia, la experimentación y el juego que predomina hoy en el proyecto. Sobre todo esto y más, como su perspectiva de la etapa actual del consumo de música y la dinámica interna de la banda, charlamos con Nora Cheng, guitarrista y cantante de Horsegirl.

¿Cómo te sentís luego del lanzamiento el viernes pasado de su nuevo álbum Phonetics On and On?

Estuvimos trabajando en el álbum por un año entero, así que es hermoso poder mostrarlo finalmente al mundo. Además, las personas son muy dulces y nos han dicho cosas hermosas. Nos sentimos muy bien con por fin haberlo publicado y ver que todo lo que hicimos ya está ahí afuera y forma parte de un todo.

Este álbum mantiene un poco el aspecto más ruidoso característico de Horsegirl, pero a su vez la producción es más minimalista, lúdica y experimental. ¿Cómo fue trabajar con Cate Le Bon en la producción del álbum?

Fue increíble. Al principio nos intimidaba un poco, porque la admiramos mucho como música. Pero rápidamente sentimos un entendimiento mutuo y generamos un lenguaje en común en el estudio, que se convirtió en un lugar donde lo experimental y lo lúdico y, básicamente, probar cualquier rareza que se nos cruce, era bienvenido. Fue muy lindo incluir a una persona ajena al proyecto que nos escuche tocar las canciones que hicimos, pero de una manera nueva y poco familiar para nosotras. Es difícil ponerlo en palabras, pero es bastante confuso haber compuesto una canción y después escucharla de una manera diferente, tener una perspectiva que viene de afuera y te dice: «Acá hay algo, investiguemos esto». Fue muy poderoso poder experimentar eso con las canciones. Escuchar el producto final fue muy especial.

Qué increíble que hayan encontrado un lenguaje común, más que nada por la diferencia de edad. Debe haber sido muy especial.

Sí, por suerte nos llevamos muy bien, nos reímos mucho y todo eso, como si fuésemos amigas.

“Julie” es una de las canciones que más me gusta del álbum. Ahí se puede escuchar esa perspectiva minimalista. ¿Cuál es la historia de esa canción? Me gusta mucho la letra, sobre todo la parte donde hablan sobre cometer errores: «You have many mistakes to make…

What do you want from them?». Bueno, la que canta esa canción es Penelope, y yo no escribí la letra. No sé bien qué decir en nombre de ella, pero el proceso de escribir y grabar la canción fue muy curioso porque ese aspecto minimalista surgió en el estudio. En principio, era una canción de amor que tocábamos con la guitarra acústica. Y, al final, no incluimos ese instrumento en ninguna parte. Fue muy raro ver cómo la canción dio un giro totalmente diferente.

Me gusta también la animación del video de esa canción. Parece que les dedican bastante atención a las tapas de sus discos y los videos. Me interesa saber sobre sus referencias estéticas, más allá de lo musical. ¿Podrías mencionar una película o un libro que haya influenciado la estética de este proyecto nuevo?

Buena pregunta. Nos invitaron de una disquería del norte de California a hacer como una promo del álbum con un libro que pensáramos que estuviera de algún modo relacionado al disco. Elegimos If On A Winter’s Night A Traveler de Italo Calvino. ¿Lo conocés? El título es largo, perdón.

No lo conozco. ¿Quién es? ¿Un autor, autora?

Dejame que se me ocurra otra cosa.

Capaz no una película en particular, sino un plano y los colores, una cita de un libro… No sé, puede ser algo muy chiquito también.

Bueno, como conceptos, nos inspiró mucho la infancia y lo femenino. En la niñez solemos cantar muchas canciones. Después crecés y nunca más volvés a escucharlas. Así es cómo pensamos las canciones, en especial «2468». Pero creo que esa idea también está presente en todo el ethos del álbum. También nos interesamos mucho en el arte folk. Las tapas de los sencillos, no sé si las viste, son una creación de una artista que vive en Washington que nos encanta lo que hace. Construyó escenas con formas y colores muy simples, pero también queríamos que tuvieran figuras humanas. Son como paisajes. Me parece hermoso poder plasmar esas imágenes que tienen una resonancia emocional, aunque estén compuestas por elementos muy sencillos. Estuvimos reflexionando mucho sobre eso.

En otro video, el de «Switch Over», usaron planos superpuestos. Parece como si se estuvieran viendo a ustedes mismas tocar. Si pudieran observarse desde afuera, como público, ¿podrían identificar roles específicos de cada una que hacen funcionar a Horsegirl como banda?

Qué interesante eso. Sí, creo que en relación a qué toca cada una, siento que cuando yo toco la guitarra, hago algo más rítmico que melódico. Y cuando Penelope toca el bajo, sus partes son más melódicas. Hay como una inversión en cómo suelen tocarse esos instrumentos en general. Eso es algo raro pero que se dio de manera natural, y creo que es porque Penelope no toca el bajo, ella es guitarrista. Además, la forma en la que tocamos la vemos como un ida y vuelta: una da marcha atrás para dar espacio a la otra y que avance para traer algo nuevo, y así. Cuando tocamos juntas, siempre lo vemos de esa manera. Ojalá eso se perciba.

Leí bastante sobre sus referentes musicales, son artistas de los 80 o los 90, pero ustedes rondan los 20 años. Yo también, tengo 24. Crecimos en un momento diferente en la historia. Estamos rodeadas de mucho estímulo y pantallas. ¿Qué percepción tenés sobre este momento? Como música y, capaz, como público también.

En definitiva, creo que es una mezcla de ambas cosas. Es extraño poder escuchar la música que quieras en el momento que quieras y, encima, hacerlo gratis o en un servicio de streaming. Igualmente, todo eso también está en YouTube y seguro lo encontrás ahí. Obviamente, los servicios de streaming, en general, son lo peor. Y, cuando hacés música y la gente compra tus discos, se valora mucho, es muy importante. Tanto yo como las demás en la banda somos muy fans del CD. Todas les tenemos un cariño especial a los medios físicos, pero con el internet se abrieron posibilidades nuevas de encontrar cosas. Y es gracias al internet que yo encontré mucha de la música que me gusta, así que tampoco lo critico demasiado. Es un recurso muy valioso. Algunas personas me han contado que en el pasado capaz escuchabas hablar mucho de una banda, pero no tenías la posibilidad de escuchar su música hasta que no te encontraras con algún álbum en una disquería y lo pudieras comprar. Entonces somos privilegiadas también de tener más accesibilidad, aunque se sienta un poco antinatural.

Tal vez el desafío de nuestra generación sea encontrar un equilibrio. ¿Y qué me podés contar de su relación con la música de Latinoamérica? Muchos de los artistas que mencionan también influyeron a muchas bandas de acá. Pavement, Guided by Voices, Sonic Youth…

Me encantan Los Saicos. Fueron la primera banda de punk. No sé exactamente de cuándo es, creo que de los 60. Siguen teniendo mucha relevancia hasta el día de hoy. Es más, creo que incluso tiene mucha relevancia para este álbum nuestro. por esa crudeza que tienen. Es muy simple, pero llevan la simpleza al extremo. Esa, para mí, es una gran referencia.

El sábado presentan el álbum en Chicago, en su ciudad. Después se van de gira por el resto de EE. UU., el Reino Unido y Europa. ¿Les gustaría visitar Latinoamérica en el futuro?

Sí, pronto lo vamos a hacer. No sé exactamente cuándo, pero tenemos muchas ganas de ir. Es un sí.

Como decíamos hace un rato, en esta época estamos rodeadas de mucho estímulo e información, de ser un desafío enfocarse en un proyecto propio. ¿Qué creés que es lo que mantiene lo genuino a su proyecto o a cualquier proyecto artístico? Tal vez como un consejo para gente de nuestra edad.

Me parece importante que el arte no te absorba, las personas también tienen una vida que vivir. Esa vida vivida después se va a ver reflejada en el arte. Creo que, si estás demasiado metida en tu cabeza o te obsesionás con algo, podés llegar a aislarte un poco.