Fer Casillas es una artista mexicana, originaria de la ciudad de Monterrey, quien en 2025 lanzó su EP conformado por siete canciones titulado Ausente. 

Fer Casillas ha sido conocida por colaborar con artistas de renombre como Leiva y Rawayana, y también por un estilo R&B. Sin embargo, con la llegada de Ausente, la cantante muestra un lado completamente diferente con el que se permite manifestar vulnerabilidad, dolor y resiliencia. A pesar de tomar una larga pausa en la música, este disco es prueba de que nunca es tarde para encontrar tu propia identidad y que al hacer música que te gustaría escuchar, esa honestidad en la creación resonará con las personas indicadas. 

En esta entrevista con Fer Casillas, la artista nos permitió conocer de las dificultades que tuvo que vivir para componer un EP muy personal con letras reflexivas y confesionales, además de compartirnos sus inspiraciones para acercarse al sonido que tenía en su cabeza. 

Estoy muy emocionada de estar contigo, Fer Casillas. Te quiero felicitar por ese EP tan hermoso, tan íntimo, tan delicado, que es Ausente. En cuanto lo escuché, me llevaste a un mundo totalmente íntimo, onírico incluso. Quería preguntarte ¿cómo ha sido la travesía de hacer este disco? Sé que empezaste a componerlo desde el 2020. 

Es un disco que lleva mucho tiempo en planes. Obviamente ha ido cambiando mucho, porque el título Ausente empezó simplemente por el hecho de que me tardé mucho en sacar algo después de Imágenes de Olga. Entonces, llega la pandemia y, con mi equipo anterior, empezamos a planear este disco. No estábamos seguros si sí salía, o si no salía.

Al final, las cosas no salieron bien con ese equipo. Y yo entré en una pelea musical interna. Sentí que el mundo de la música, la industria de la música, me jugó muy sucio en ese entonces.

Y dije: “¿sabes qué? Yo ya renuncio, cuelgo los tenis.” Y por algún motivo, pues siempre seguían llegando proyectos, invitaciones, colaboraciones. A lo mejor no estaba haciendo mucho por mi lado, o sea yo sola, pero siempre había alguien que me invitaba a alguna colaboración.

Tuve un novio que una vez me dijo: “la música es como la mafia, no te puedes ir aunque quieras.” Creo que tiene demasiada razón en ese aspecto, ya que la música siempre seguía ahí. Por más que yo estuve ausente en este mundo de la música, al final la música siempre ha encontrado una manera de colarse en mi vida y de seguir ahí presente.

Ya sea cuando estuve produciendo videos musicales, o con colaboraciones, pero al final, siempre había un lado de la música que seguía presente en mí. Entonces, este disco es un tributo a esta ausencia: a este tiempo de ausencia que tuve en el mundo de la música. Muchas de estas canciones las escribí tal cual desde el 2020, y hay otras que son nuevas, que compuse con mi nuevo productor, con un equipo nuevo, que empecé desde el año pasado, pero también en enero me concentré más en escribir canciones nuevas.

La verdad ha sido un proyecto muy bonito en cuanto a autodescubrirme, como si se tratara de redescubrir la música, la pasión que tengo. Ha sido un proyecto que aparte lo decidí hacer para mí, porque creo que muchas veces la Fer Casillas que veías en el escenario y la Fer Casillas que escuchabas en plataformas, era alguien que no soy yo. Era un personaje que me hicieron crear, que mi equipo anterior me hizo crear e inventar para vender más.

Pero esta vez dije: “¿sabes qué? lo voy a hacer para mí, lo voy a hacer a mi gusto. Quiero que sea música que yo quiera escuchar”. Y creo que así se logró. Ha sido algo muy bonito que en toda esta ausencia encontré también un descubrimiento propio de hacia dónde quiero que vaya la música. 

Creo que acabas de describir qué significa el título, este vacío al estar ausente. Y estas canciones también son muy confesionales. La letra de “El río” es un ejemplo de esto. Más o menos me explicaste qué es estar ausente en la música, pero ¿qué significó para ti estar ausente no sólo en la música, sino también en tu misma identidad como artista? 

Creo que fue muy satisfactorio al final. Fue muy difícil al principio, porque yo veía a todos mis amigos haciendo cosas grandes, yendo a los Grammys, creando, sacando música nueva, ¿sabes? Y yo más bien estaba ahora del otro lado del papel, de productora de videos. Entonces, yo le producía los videos a mis amigos y a esos artistas que admiro mucho. Yo era parte de un equipo, de una especie de “back office” y sí me dolía. A veces me decía: “yo también quiero estar haciendo música, yo también quiero estar en el estudio, yo también quiero estar haciendo mi video.” Comprendí que no me tocaba en ese entonces, fue muy difícil, pero también creo que por lo mismo ahora por fin sacar el disco ha sido todavía más satisfactorio, muy gratificante el decir ya por fin es mi turno de volver y volver con otra identidad que sí me representa. Creo que es una navaja de doble filo, pero también toda esta ausencia me hizo escarbar qué es lo que quiero hacer, cómo quiero sonar, qué es lo que quiero hacer, cómo quiero que la gente me vea. Y se está logrando. A pesar de no tener la intención de seguir modas o trends, la gente sigue escuchándome.

El recibimiento hasta ahora del disco ha sido súper bonito. Ha valido la pena. 

Suena muy auténtico este sonido que has puesto en el disco.

¿Hay alguna canción que te haya costado escribir, especialmente para compartirla con tu público? ¿Y hasta dónde decides abrirte a tu público? 

La más difícil fue “El río”; ésta es una canción de una situación muy difícil que viví porque lo sentí casi como un divorcio, tanto en la vida amorosa como en la vida musical. Fue dejar atrás una vida completa de siete años por mi propio bien, de una relación súper tóxica tanto del lado laboral como del lado sentimental. Me costó muchos años tomar esa decisión. Yo ya quería dejar todo atrás desde hace muchos años, pero llega la pandemia y termino con mi pareja (con quien también trabajaba). Además tenía seis perros, y dejar absolutamente todo atrás, verdaderamente empezar de cero, ni siquiera con una mochila llena de ropa y con sólo uno de mis seis perros. Así me fui.

Por eso la canción empieza así: “me quedo, me voy, permanecerá el dolor, porque no importa si te quedas o te vas, va a doler igual”, pero se trata de tomar la decisión hacia dónde ir y qué puedes sacar después de tanto dolor. Entonces eso es “El río”, de tomar una decisión súper difícil, muy dolorosa, y empezar literalmente de cero, sin un peso, sin un centavo en la bolsa, sin nada. Como dicen en inglés: “the clothes on my back”.

Esa fue la canción más difícil de escribir, pero también, esa la escribí ya hace muchos años, como cinco años. Por fin poder sacarla fue como quitarme mil pesos de encima. Aunque fue un proceso muy doloroso, la satisfacción está al final. 

Fue un proceso catártico el ya por fin soltar, y me alegra mucho que ya puedes ver esta situación a la distancia. A lo mejor sigue doliendo, pero duele menos. 

Sí, simplemente saber que tomé la decisión correcta. 

Exacto, y algo que me llamó mucho la atención del disco es que se percibe un coro que acompaña tu voz, como si no estuvieras sola. ¿Qué papel juega este coro? ¿Es una especie de eco, un abrazo, una compañía espiritual?

Los coros, los backups y demás siempre han tenido mucho peso en mi música. Por ejemplo, “Ojos”, que fue la primera canción que grabamos, es 100% vocal, yo soy la única cantando. Ahorita que lo mencionas, sí se convierte en un empoderamiento: esto es todo lo que yo puedo hacer por mí misma.

Después empezó a aparecer más compañía de tanto Francisco Victoria, mi productor, Malena Zavala, que también estuvo componiendo, y Benjamin Walker.  Entonces los coros también pueden representar esta compañía, este medio de familia musical que me armé en estos últimos años para poder sacar el disco. Me gusta mucho que estén presentes, que puedan estar ahí también acompañando las canciones, y que fueron apareciendo en el trayecto de la grabación de este disco.

Ahora que mencionas la participación en la producción de Francisco Victoria, ¿cómo influyó su estilo en el universo sonoro de Ausente? 

Influyó bastante. Él logró entender lo que yo quería hacer. A mí me cuesta mucho trabajo todo el tema técnico como el de la computadora y el de la grabación.

La manera en la que yo me comunico con mi productor es enseñándole música; le digo: “esto me gusta; escucha esta canción; mira este tipo de percusión para esto, etc.” Francisco y yo, además de que tenemos gustos musicales muy parecidos, no solo en música contemporánea, sino en música antigua. Yo crecí escuchando muchísimo folclore latinoamericano por mis papás. Entonces nos sentábamos y escuchábamos a Mercedes Sosa, y luego escuchábamos a Feist. 

El poder compartirnos música durante muchas noches y volvernos muy buenos amigos, me entendió. Me dijo: “¡Perfecto! ya sé que te gusta. Vamos a meter un bombo legüero porque te gusta Mercedes Sosa, pero también vamos a meter estos coros porque te gusta Feist.”

Me logró ayudar a definir este sonido y cómo sacarlo. Porque en mi cabeza yo lo tenía muy claro, pero no lograba comunicarlo. La verdad, sin Francisco no se hubiera logrado por ningún motivo. 

Y sí se escucha mucho la influencia de Mercedes Sosa. Pero ¿quién fue, además de Mercedes Sosa, estos puntos de referencia para compartirle a Francisco Victoria?

Feist fue una gran influencia y también es de las artistas que más admiro. Hay un poco de Feist, hay un poco de Phoebe Bridgers por ahí, hasta un poco de Bon Iver en los coros. Hasta medio Kate Bush en algunos momentos. Un poquito Fleetwood Mac; en “Hasta mañana” quisimos meter unos coros al final de la canción medio Fleetwood “Macosos”.  

Es como un popurrí de todas estas cosas que escuchábamos y nos compartíamos para poder lograr el sonido que tenemos ahorita. Hay una mezcla de artistas latinoamericanos como también extranjeros.

Quería preguntarte de esta identidad desde lo mexicano, ¿qué ha sido lo que te ha formado de México? ¿Cómo ha creado tu sonido? 

Definitivamente existe toda esta industria musical, más bien, este movimiento musical independiente en México que me ha influido demasiado. Creo que en parte el haber estado participando en la producción de videos me expuso a muchos artistas a los que no hubiera escuchado antes.

Desde Vanessa Zamora, por ejemplo, Natalia (Lafourcade), muchos artistas que han afectado bastante mi sonido, pero creo que no puedo negar que crecí en Monterrey y estando tan cerca de la frontera escuchaba mucha música internacional. Luego empecé a descubrir todos estos movimientos desde “la avanzada regia”, teniendo Jumbo, teniendo Kinky, Control Machete, etc. Con ellos entendí que sí existe un sonido internacional dentro de México. Ese permiso que nos dio la avanzada regia fue lo que me llevó a entender que yo también tengo ese permiso y esta autorización de decir “está bien experimentar con sonidos que suenan más internacionales y no nada más mexicanos”.

Crecí con música folclórica, pero principalmente latinoamericana, sudamérica, no mexicana. Entonces ha sido interesante también descubrir a todos estos nuevos proyectos desde Silvana (Estrada) y Macario (Martínez) y Natalia, que ellos traen el son jarocho a full, y poder también apreciar esos sonidos y verlos transformarse en algo alternativo se me hace súper bonito. Por ejemplo, el disco Hu hu hu (2009) de Natalia para mí tiene un valor fuertísimo porque se atrevió a hacer un sonido alternativo de un sonido mexicano.

Creo que poder darnos el permiso de jugar y decir “sí, somos mexicanos, pero también tenemos la autorización de no tener que ser 100% sonido mexicano”, sino poder experimentar con un sonido también internacional y alternativo siento que es lo bonito. Entonces creo que obviamente influye México en mi música, pero también está padre que nosotros como músicos le demos a México un título más internacional. Dentro de lo mexicano no me tengo que quedar con el son jarocho, ni con el regional ni con la música norteña. Tengo el permiso de poder hacerlo internacional y creo que ahí es donde nos toca a nosotros ese juego de retar un poquito la música y de retar un poquito el sonido. Decir no nada más me quedo aquí, también puedo irme para afuera. 

Y es muy diferente también la escena en Monterrey, que en la Ciudad de México. Es muy interesante ver estas diferencias y cómo también se combinan, ya que, al mismo tiempo, todo eso es México. 

Por otra parte, ¿qué lugar piensas que es Ausente? ¿ qué colores tendría?

Pues creo que la portada lo representa bastante bien. La portada fue una sorpresa porque es una foto que se hizo con inteligencia artificial, la hizo un amigo mío que es fotógrafo que se llama Rodrigo Chapa y llevábamos mucho tiempo diciendo “¡hay que hacer unas fotos, hay que hacer fotos!” y nada más no nos poníamos de acuerdo y no se lograban porque nunca coincidíamos. De repente un día me manda esa foto y me dice: “nunca nos pudimos juntar, entonces ya la hice con inteligencia artificial”. Se me hizo muy interesante porque aparte el nombre es “ausente”, y nunca estuve presente en esa serie de fotos porque se hizo con inteligencia artificial y además tengo los ojos cerrados en la foto, lo cual todavía me hace un poquito más ausente.

Al final tiene fue un combo perfecto de ausencia de un mundo, espacio desértico donde tengo la compañía de ciertos elementos pero ninguna compañía física o de persona. Tiene tonos cálidos, tiene tonos fríos, texturas, colores y sensaciones que varían mucho a lo largo del disco. 

“Palíndromo” es una canción súper juguetona y luego tenemos “Avándaro” que es súper sombría y tenemos “Hasta mañana” que es un poquito más rock. Entonces poder tener estas diferentes texturas se representan perfecto en la foto que tenemos como la seda de la ropa, tenemos la tierra, tenemos el azul y las paredes más lisas, tenemos el cielo. Así que la portada lo representa demasiado bien. 

Me sorprendió que dijeras que era inteligencia artificial porque sí pensé que era un montaje. 

Además, él ni siquiera lo hizo con la intención del disco. El disco no existía cuando me mandó la foto. Y cuando estábamos pensando en la portada del disco, pensé que esta foto representa perfecto lo que necesito. Ya la tenía desde hace dos años y no había hecho nada con ella y, al momento en el que tocaba bautizar el disco, pensé que funcionaba perfecto. 

¿Qué te gustaría que la gente se lleve consigo después de escuchar tu música? 

Lo que me gustaría comunicar es que este disco sí lo hice para mí. Lo hice 100% transparente, 100% honesto. Es música que quiero escuchar.

Si quieren adentrarse en conocerme un poco más y si quieren conocerme sin máscaras y sin nada, éste es el disco para escuchar. Sé que a lo mejor para muchos, después de Imágenes de Olga, que era más R&B, escuchar esto no sea su situación favorita, pero al final, esto es lo que soy. 

Me tocó vivir toda una transición estos últimos cinco o seis años y estoy feliz de compartirlo. Quien lo quiera escuchar, ojalá les guste; la verdad agradezco mucho que estén escuchando y que puedan disfrutar. Si ya no soy su cup of tea, como dicen, pues ni hablar, pero a mí me gusta y me enorgullece poder decir que ya por fin encontré una identidad que me representa, que ya no es un personaje. 

Lo que vamos hacer en la gira en Monterrey, Ciudad de México y Guadalajara, va a ser un formato bastante orgánico. No quiero tampoco tener un sonido un poco prefabricado. Todo va a ser en el momento, muy transparente. Si quieren conocerme como soy en el escenario y no el personaje que era anteriormente, ésta es la gira para hacerlo.

Creo que va a ser un concierto  muy íntimo, muy artista-público de manera cercana. Qué emoción que harás esta pequeña gira.

Sí, exacto. Al menos en las ciudades principales. Estoy muy emocionada de ir a Monterrey, porque nunca he tocado en Monterrey y soy de allá. Ya tocaba ir así.

¿Qué consejo le darías a tu yo que empezaba en este mundo musical, en esta industria? 

No te dejes llevar ni por las modas, ni por las tendencias, ni por lo que te prometen. Lo mejor que puedes hacer siendo artista es ser honesto y hacer las cosas para ti y así ser mucho más transparente con tu público y así tendrás el público correcto desde un principio. Explorar bien tu sonido, descubrir bien quién eres antes de ponerte afuera, eso es más importante que pensar nada más en números o en tendencias. Me tomó mucho tiempo darme cuenta, pero se logró. 

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