Cristina Palacios es una artista peruana que ha dedicado su vida a la música y el arte, a través de ella ha podido liberar y expresar sus sentimientos, emociones  e ideales. 

Su estilo se ha concentrado actualmente en la creación de jazz y blues, pasando por géneros “más liberadores”, como el rock o el punk. 

Su contenido se ha difundido gracias al contacto que tiene con sus seguidores en plataformas digitales, especialmente en las redes sociales. Por eso, hablamos con ella sobre su carrera musical y su visión como artista. 

Muchas gracias por darnos este espacio. ¿Cómo resumirías tu proyecto en pocas palabras para la gente que no lo conoce? 

Es una mezcla de jazz y blues con letras emo que te hacen recordar a los años 2000, las líricas van enfocadas al MTV Latino que la gente de mi generación ha vivido. Esa es la forma más clara de describir a Cristina Palacios. 

Y la importancia de este género que añoramos en algún momento, pero ¿por qué específicamente jazz y blues?

Yo crecí haciendo rock clásico y metal; en algún momento cuando crecí, aproximadamente a mis 20, encontré este género que me permitió desafiarme y exigirme un montón musicalmente, eso me encantó y enamoró, desde ahí no me he podido apartar. 

Todo lo que hago tiene influencia de todas partes, pero me intento concentrar en esos géneros que han conectado muy bien conmigo y del que no me quiero apartar. 

Hablando de influencias, ¿cuáles han sido tus influencias musicales más importantes, uno en tu crecimiento como artista y también para tu proyecto musical? 

Creo que mi mayor influencia es una banda australiana llamada Hiatus Kaiyote, que toca neo-soul. En especial, me inspira el vocalista, ya que juega mucho con su voz y sus graves; tenemos un tono parecido. Cada vez que lo escucho, me inspira. Esa sería la influencia que como banda nos inspira.

En general, yo era la más fan de los Guns N’ Roses, desde siempre ha sido de mis bandas favoritas. Slash ha sido mi ídolo toda mi vida, e incluso llevo tatuada a la banda pues marcaron el cómo me desenvuelvo en el escenario y cómo dar el máximo. 

¿Me puedes contar un poco más de cómo te introdujiste al arte? ¿Fuiste de lleno a la música o tuviste otro acercamiento?

Desde que era chiquita, sabía que iba a ser música; ese era el camino que iba a seguir. Lo comentaba en el colegio y, aunque me decían que estaba loca, era algo de lo que estaba muy segura.

Mi papá quería que estudiara Comunicaciones, pero le dije que no había forma, pues la música siempre fue mi camino. Siempre quise ser una artista, y es lo que he estado haciendo. Fui a la universidad para instruirme y, aunque he incursionado en otras artes, siempre tengo en cuenta a la música.

Para mí, esta arte ha sido mi forma de lidiar con el resto del mundo y también de encontrar refugio en mí misma. Ha sido mi acompañante, mi mejor amiga y la relación más estable que he tenido. Tengo mucha suerte de haber encontrado desde muy joven aquello a lo que me dedicaría.

¿Qué es lo que disfrutas más de poder dedicarte de lleno a la música?

Disfruto levantarme y poder hacer música todo el día, hasta las cosas tediosas como mandar correos y lo administrativo, eso también me encanta.  Todo lo que hago se lo dedico a la música, a este arte. 

En cuanto a los shows, me gusta la adrenalina, aunque también sufro de depresión post-concierto. No hay nada que me encante más que tocar en vivo con toda mi banda; es algo divertidísimo para mí y cada vez que tengo un show es mi lugar más feliz. Me encantaría tener giras más grandes y largas, con hasta dos shows por día. No podría ser más feliz.

¿Cuál es el reto más importante que has atravesado como artista?

Soy una persona muy sensible y emocional, que a lo largo de mi vida he tenido una inseguridad constante sobre quién soy yo o lo que piensen los demás de mi; he tenido que aprender a dejar de compararme con los demás, y como artista, de comparar mi carrera con  la de otros, cada persona es auténtica y tiene su propio ser.  

Aprendí a decir “olvídate de los demás, yo tengo mi camino y mi forma de hacer”, es lo más importante que he tenido que tener en mente, por que las comparaciones son odiosas y terribles, y ser auténtico es algo  de lo que te puedes olvidar siendo un artista, porque competimos mucho. 

Hablando de compartir y hacer comunidad, ¿qué tanta importancia crees que tienen las redes sociales como artista? 

Creo que en este momento, las redes sociales son una de las herramientas más efectivas que tenemos como artistas. A mí no me gustaban, me daban mucha ansiedad, pero tuve que aceptar que son parte del entorno artístico actual. Es una suerte que nuestro trabajo pueda llegar a muchas partes del mundo con solo colocarlo en una plataforma; esto es un tesoro de nuestra generación.

No hay que dejar de ser auténtico. La gente eventualmente conectará con lo que eres, y quien no conecte, no sería tu oyente. Es algo increíble que tenemos, y hay que aprender a utilizarlo al máximo.

En TikTok he podido conectar con mucha gente, por lo que se ha vuelto una plataforma a la que le tengo mucho cariño. Me hace feliz colocar ahí mi ser y encontrar personas que dicen: “yo también te entiendo”.

¿Cuál es el consejo que le darías a los artistas emergentes de la escena musical?

Yo diría “sé tu ser auténtico”, no intentes ser alguien más, ser otra banda, sólo sé absolutamente tú. Todo te puede dar cringe, nervios, ansiedad pero nunca te alejes de lo que eres. 

Me he dado cuenta de que cuando uno es honesto, es cuando el arte conecta. Cuando uno es auténtico, el público lo siente, porque está buscando honestidad; no hay nada más bonito que hacer tu proyecto, y eso totalmente conectará con alguien. 

Este 23 de mayo, Cristina Palacios se estará presentando junto a Velcro en el Gato Tulipán de Barranco. Las entradas están a la venta en el sgte post.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida de Velcro Blues (@velcro.blues)