- Inicio
- Noticias
Foster The People: “Esa es la muerte del artista, cuando deja de intentar algo nuevo. El artista debe mantenerse curioso y de eso se trata Paradise State of Mind” [ENTREVISTA]
Foster the People está de regreso con un álbum sumamente optimista que se remonta a los sonidos de los sesenta y que aspira a ser un lugar luminoso y honesto después de un periodo de aislamiento.
Por: Gabriela Montiel
Publicado el: 12/09/2024
Han pasado más de diez años desde que se escuchó por primera vez en la radio ‘Pumped Up Kicks’, una canción con una melodía pop que no puedes fácilmente sacar de la cabeza y que se contrasta con su narrativa inquietante sobre violencia y juventud. La famosa ‘Pumped Up Kicks’, que continúa acumulando oyentes en las plataformas de streaming, fue la puerta de entrada para conocer a Foster The People, el proyecto liderado por Mark Foster y que actualmente también cuenta con Isom Innis. Con su álbum debut Torches (2011), la banda estadounidense definió el sonido de la música indie pop durante una época memorable en la que Tumblr era la red social preferida para la escena alternativa.
Después de cambios en la alineación de la banda y de siete años sin un nuevo disco, Foster The People regresa con Paradise State of Mind, un disco de sonido nostálgico que evoca musicalmente a los setenta y el cual explora las dimensiones duales de las emociones humanas, dando la bienvenida a una nueva faceta de la agrupación mucho más “jazzera” y optimista. A pesar de alejarse de la industria por varios años, Mark Foster nunca ha dejado de componer y estudiar sobre música. Parece evidente que superó el temido “bloqueo del escritor” que alguna vez expresó en temas del disco de 2014, Supermodel, y que ahora crea sin importar las expectativas o las etiquetas que se le asignan a su identidad sonora, pues su verdadera pasión es seguir componiendo.
Alejándonos de las clásicas preguntas como “describe tu estilo” y “¿qué artistas escuchas?” (“Now what ‘s your style, and who do you listen to?”, un guiño a la letra de otro de los grandes hits de su debut, ‘Call It What You Want’), tuvimos una conversación con Mark Foster, quien se mostró muy entusiasta por tocar las nuevas canciones, las cuales permiten una mayor libertad en la improvisación jazzística, e incluso habló sobre su primera experiencia con la proyección astral.
Quizá Mark Foster todavía se pregunte si sus canciones pueden trascender las barreras del tiempo, pero es indudable que la música de Foster The People marcó a toda una generación hace diez años, y su legado sigue construyéndose.
Antes que nada, felicidades por el nuevo álbum Paradise State of Mind. ¿Cómo ha sido tocar en vivo estas nuevas canciones?
¡Muchas gracias! Realmente ha sido increíble. Cuando haces una canción en el estudio, a veces solo conoces una única forma de ella. No pienso en cómo la voy a interpretar después. De hecho, cuando escribo las canciones, nunca pienso en cómo las tocaré en vivo porque eso puede desorientarme o hacer que no quiera explorar todas las potencialidades de la canción. Pero en el proceso de ensayarlas para un concierto, siempre me sorprenden las diferentes formas en que pueden sonar. Ya hemos comenzado a dar presentaciones, hemos hecho dos shows. Honestamente, este nuevo disco es increíble de tocar en vivo, ya que tiene mucho jazz. Cada noche hay momentos que se tocan de manera distinta, y eso ha sido muy especial.
Recientemente se anunció que tocarán en grandes festivales en Sudamérica, como Lollapalooza (Argentina y Chile) y Estéreo Picnic (Colombia). ¿Hay arreglos musicales o elementos especiales que te entusiasme incorporar a estas presentaciones?
Oh, por supuesto. Para mí, las canciones son seres que respiran y tienen vida. Una de las cualidades de los shows de Foster The People es que, con el tiempo, cambiamos las canciones: tocamos algunas partes de manera diferente, incorporamos nuevos intros, nuevos cierres (outros), puentes musicales; buscamos formas de conectar canciones entre sí y jugamos con la instrumentación. Con este nuevo álbum y la banda con la que tocamos ahora, que son músicos con antecedentes en el jazz, es muy loco verlos y escucharlos. Mis momentos favoritos de los shows actuales son cuando hago nada, literalmente, solo estoy parado dirigiendo a estos increíbles músicos, escuchando lo que tocan, a veces siento que debo tomar un instrumentos y hacer algo, pero algo en mí no quiere hacerlo; solo quiero escuchar.
Como un espectador de tu propio espectáculo.
Exacto, como alguien disfrutando desde la primera fila.
Este es tu nuevo álbum después de siete años. Tengo entendido que este disco comenzó como “un estudio de caso sobre el sonido de la música a finales de los setenta” y en esta era de los remakes y el pastiche, tanto en el cine como en la música, ¿cuáles crees que son los arreglos musicales que nunca desaparecerán? y ¿cómo fue tu acercamiento a las técnicas y melodías exploradas en la década de los setenta?
Eso es una gran pregunta. Creo que cuando comencé a estudiar la música de los setenta, me enfoqué primero en los ritmos porque, para mí, el final de esa década marcó el inicio de la dance music. Fueron los antecedentes del disco, el funk y el synth funk. Todo lo que estaban haciendo CHIC, Tom Tom Club, era muy rítmico. Pero ellos citaban música de épocas anteriores; lo que ellos mantenían es muy interesante de escuchar porque no contaban con la tecnología que tenemos ahora, pero todo tenía un swing (el sentido de groove creado en la sinergia de la banda). Escuché mucho a Bernie Worrell, Parliament-Funkadelic y Prince, y observé cómo jugaban con el ritmo. Ahí fue donde empecé. También descubrí que esas bandas incorporaban elementos del gospel y el jazz, especialmente en el voicing (en teoría musical, el voicing se refiere a la distribución de notas en un acorde) en los instrumentos de cuerdas y los teclados. Creo que con Foster The People nunca había explorado el jazz en un sentido más profundo hasta este disco. Fue nuevo para mí sumergirme en las posibilidades del voicing. Me encanta mantenerme curioso, salir de mi zona de confort y no repetir cosas que ya he hecho en el pasado. Esa es la muerte del artista, cuando deja de intentar algo nuevo. El artista debe mantenerse curioso. De eso se trata este disco.
Y hablando de técnicas, hicimos este álbum en EastWest Studios, donde The Wrecking Crew grabó muchísimos discos y se hicieron álbumes icónicos como Pet Sounds (1966) y los de The Mamas & the Papas. Estuvimos en ese estudio durante tres meses, usando el mismo equipo y coloreando el sonido con equipo analógico que le dio profundidad. Nunca había hecho algo así.
Suena como un gran viaje de sonido. Esto me lleva a la increíble portada del álbum, que refleja un espacio liminal entre la luz y la oscuridad. Esto lo relaciono con el hecho de que el álbum se grabó en dos ciudades, Londres y Los Ángeles. Incluso EastWest Studios podría considerarse un espacio liminal, que se encuentra entre el pasado y el presente, con todos esos discos icónicos grabados allí, como Pet Sounds. Entonces, ¿crees que la idea de los lugares de transición influyó en el concepto del álbum?
Wow, amo esa pregunta, y también es una hermosa observación el considerar a EastWest como un espacio liminal. Tienes razón, porque cuando miraba el suelo del estudio, sentía una conexión con la música. El piso todavía tiene las marcas, los rayones, y puedes notar que han estado ahí desde los años sesenta. Me imaginaba a Hal Blaine preparando su batería, con Carol Kaye a su lado con el bajo, Don Randi también, y todas esas leyendas.
Este álbum trata sobre dimensiones; podría decir que es un disco muy espiritual y completamente humano. Explora la cuestión de “¿quiénes somos?”, “¿quién soy yo?” y “¿por qué estoy aquí?”. También está ese sentimiento de expresarlo al universo o a Dios, esa experiencia que te hace humilde al darte cuenta de que eres un ser diminuto en un planeta flotando en la inmensidad del espacio. Tener la conciencia y el valor de preguntarte “¿por qué estoy aquí?”, lanzarlo al universo y no recibir respuesta, pero luego ver una señal en la naturaleza que responde a lo que te habías cuestionado semanas antes. Entonces te sientes completamente conectado y aceptas que hay algo más allá de lo que podemos ver o comprender.
Explorar estos temas en la música fue un proceso muy interesante, profundo y sanador, especialmente porque veníamos de la pandemia, un momento en el que el miedo se percibía en el aire. Quise sumergirme en algo que se sintiera alegre, esperanzador, honesto y optimista, algo que me ayudara a salir de ese periodo de incertidumbre.
El disco transmite una atmósfera mística en varios momentos, con la noción de “como es arriba, es abajo” y temas esotéricos que incluso pueden evocar imágenes de proyecciones astrales. ¿Hubo alguna experiencia espiritual o fuera de este mundo que haya sido referenciado en el álbum?
Sí, la verdad es que he experimentado proyecciones astrales desde que era niño. No sabía qué eran en ese tiempo y me aterraba, pero recuerdo haber abandonado mi cuerpo por primera vez cuando tenía ocho años. Yo sufría de parálisis del sueño, y eso es como el antecedente de las proyecciones astrales. Mucha gente quiere combatirlo porque da mucho miedo, pero si te enfocas, de verdad puedes dejar tu cuerpo. Lo hice accidentalmente cuando tenía ocho años, estaba en el espacio volando hacia un cubo negro y sabía que no debía estar ahí, así que regresé a mi cuerpo. Cuando tenía diecinueve años, lo retomé de manera consciente; lo hacía de vez en cuando porque se sentía peligroso.
Desde que era niño he visto muchas cosas y he vivido muchas experiencias espirituales, por lo que sé que es real. De verdad no tengo dudas de que existe un mundo sutil. Sé que si lo dices puedes parecer un loco, pero también he hablado con personas que han vivido cosas parecidas, y me hace sentir esperanza y seguridad de que hay un más allá, que hay cosas sucediendo al mismo tiempo. Además, es muy humano sentir miedo, incluso al entrar a redes sociales y sentirte inseguro de cómo te percibes o cómo los demás perciben tu vida, cómo te ves, o el sufrir por algo que dijiste o hiciste. Eso es muy humano. Pero cuando recuerdo el alejarme de mi cuerpo para ver el gran panorama del mundo, comprendo que todas esas ansiedades realmente no tienen importancia.
Todo se trata sobre tu percepción y tu visión del mundo. Esta es mi última pregunta: en una era en la que la música muchas veces gira en torno a conseguir momentos virales, ¿por qué es importante todavía tener álbumes con una narrativa, un concepto y una estética consistente?
Bueno, los momentos virales son meramente cuestiones comerciales, pero contar historias de manera coherente tiene que ver con la humanidad. Me refiero a que la gente ha contado historias desde tiempos antiguos, mientras que los momentos virales apenas han surgido en los últimos diez o quince años. Para mí, como artista, cuando veo una película como Parásitos (dir. Bong Joon-ho, 2019), El triángulo de la tristeza (dir. Ruben Östlund, 2022) o Anatomía de una caída (dir. Justine Triet, 2023), o leo un libro como Un mundo feliz (Aldous Huxley), no solo aprendo algo, sino que esas obras amplían mi mente y añaden un valor a mi vida que recordaré para siempre. No voy a recordar un momento viral. Yo vivo por el arte intemporal, el que amo, y el arte al que aspiro pertenecer. Tal vez no me corresponde saber o decidir si la música que hago trascenderá, pero esa es mi aspiración.
Escucha Paradise State of Mind de Foster The People en todas las plataformas de streaming y entérate de las próximas fechas de conciertos en distintos festivales en Sudamérica:
Etiquetas: