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- Álbum “The Sunset Violent” (2024) de Mount Kimbie [RESEÑA]
Alternative/Indie
Mount Kimbie
Álbum “The Sunset Violent” (2024) de Mount Kimbie [RESEÑA]- 8/10
Por: Gabriela Montiel
Publicado el: 22/04/2024
El desierto puede parecer una tierra baldía, un paisaje árido donde sólo el canto del viento puede ser escuchado entre las rocas y la hierba que se empeña en crecer. Sin embargo, el eco desértico crea un espacio sonoro idóneo para que las resonancias aurales perduren; o al menos eso se percibe en el quinto álbum de estudio de Mount Kimbie, “The Sunset Violent”.
La banda británica, conformada originalmente por Dominic Maker y Kai Campos, comenzó su carrera bajo la escena del garage del Reino Unido y aportó con propuestas avant-garde, a través de los estilos del dubstep y el techno. No obstante, en su tercer álbum “Love What Survives” (2017) ya se auguraba un cambio en la identidad musical del dúo, debido a la presencia de guitarras eléctricas y sintetizadores que crean una atmósfera de nostalgia, casi sacada de la década de los noventa. En este reciente lanzamiento, Andrea Balency-Béarn y Marc Pell se unieron a los músicos ingleses para convertirse en miembros ya oficiales del grupo y entregar un disco que se incorpora a los silencios del desierto, aquellos donde caben las rememoraciones de la distorsión del shoegaze y los riffs del post-punk y el post-rock.
Las sesiones de grabación oscilaron entre un estudio en Yucca Valley, California, territorio conocido por supuestas apariciones extraterrestres, y en la ciudad de Londres. La exploración alienígena se refleja en el sonido electrónico de la drum machine LinnDrum, cuya operación fue el epicentro rítmico para el álbum completo. La apertura, ‘The Trail’, es una canción instrumental que simula una búsqueda de señales, una aceleración en el camino que nos guiará no sólo a una tierra yerma, sino también a resorts imaginarios, a espacios domésticos llenos de monotonía y, sorprendentemente, a la inmensidad del mar.
Aquella aridez visual y conceptual del álbum es traducida en ‘Dumb Guitar’, una canción situada en un hotel ficticio en China donde crece la incomodidad y pesadez de una relación fallida. La voz suave y seria de Balency-Béarn, con un estilo vocal que recuerda a Stereolab, manifiesta este sentido de frustración sobre el vínculo afectivo en el precoro: “Everyday we’re eating out / another date I’ll kill myself”. Las líneas muestran una indiferencia rutinaria en las actividades convencionales de una pareja, dirigiendo a la canción a concluir con la declaración de un anhelo intrínseco: “All I’ve ever wanted / build something of my own / My guess I’ll never find it out at sea”, mientras la música se desvanece lentamente, como aquel deseo sin nombre.
Este mismo sentido de vacío y monotonía puede convertirse en una ruta que nos conduce a un lugar doméstico sofocante. Para esto, Mount Kimbie incluye a un colaborador de antaño, King Krule (Archy Marshall), quien participa en dos canciones ‘Boxing’ y ‘Empty And Silent’. Ambas tracks ilustran, a través de la característica voz barítono de Marshall y los acordes distorsionados de guitarra, la melancolía invariable que desgarra los espacios y orillan a tener episodios de enajenación, en los cuales la ficción de las películas trazan semejanzas con la vida propia: “And a lot of this British films are only shot in one or two rooms /This one is so real”.
Aunque la esencia de “The Sunset Violent” es el corazón del desierto, el álbum no pierde de vista el elemento contrario, pues en canciones como ‘Fishbrain’ y ‘Shipwreck’, las imágenes del agua y el mar son utilizadas como metáfora, en las que las voces poéticas se hunden en cuestionamientos y crisis existenciales dichas por Maker bajo la entonación y recitación de los versos de manera casi hablada, como en el performance vocal en el post-rock.
Cabe destacar la inspiración detrás de la canción ‘A Figure In The Surf’, la cual alude a una de las cuantas esculturas de hierro de la serie Another Time del artista Antony Gormley, en específico, la figura que se encuentra en Folkstone, una ciudad costera en Inglaterra. La silueta de acero, montada en medio de la marea del mar, representa el silencio y la quietud de la escultura en sí misma, simultáneamente, ésta simboliza el humano diminuto enfrentándose con las fuerzas de la naturaleza. En la canción de Mount Kimbie, el estallido de los synths y las digitaciones en la guitarra evocan ese movimiento discontinuo del agua, el salpicar repentino y la quietud reflejada en silencio en medio de la canción.
Precisamente, esta figura modificándose por el contacto con el mar, encarna las evoluciones del sonido de la agrupación inglesa, quienes se sostienen más allá de sus metamorfosis continuas entre géneros. Quizá la amplitud del desierto era el territorio destinado para ver brotar la nueva identidad sonora de Mount Kimbie.
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