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  • Álbum “Pulsar” (2024) de L’Impératrice [RESEÑA] 

La banda de París, L’Impératrice, retoma su viaje en las vibraciones del house y los beats bailables de la música disco, que también dan la bienvenida a un espacio indefinido de gozo y nostalgia. Después de su disco de 2021, “Tako Tsuba”, una creación surgida en la pandemia de COVID-19 一y que tiene una línea narrativa muy marcada a través de los audiovisuales一 el flujo conceptual de “Pulsar” quizá se esconde en su portada, una mano metálica que detiene una mariposa, como si se tratara de un encuentro fortuito y revelador entre una máquina y la vida representada en la naturaleza. 

Aunque no es extraño que la agrupación parisina utilice palabras extranjeras para nombrar a sus álbumes, este tercer álbum lleva como título la palabra en español, “Pulsar”, un verbo que tiene significados variados y entre los cuales destaco dos: “tocar una tecla o rasgar una cuerda de un instrumento” y “reconocer el pulso, el latido, del corazón”. Precisamente, lo que se esconde detrás de los latidos de un corazón, es la certeza de que hay vida; por lo que L’Impératrice, detrás de esas pulsaciones en las líneas de bajo, de las notas en los teclados y la mezcla en los sintetizadores, nos asegura que queda vida a pesar de todo. 

Es inevitable pensar en Daft Punk como una evidente referencia, ya que en este álbum, los franceses arracan con una pieza instrumental llamada ‘Cosmogonie’. Como su título lo sugiere, la canción es un modelo para explicar el nacimiento del ”mundo” musical de este álbum en específico. Hay momentos de calma en el que la reverberación de los sintetizadores es el único elemento central, para después escuchar el bajo que arranca como una guía en esta excursión espacial. 

Si buscamos un adjetivo para “Pulsar”, podríamos decir que es un álbum divertido no solamente por su sentido bailable y luminoso, sino también por los temas que se desarrollan a lo largo de éste. La segunda canción ‘Amour Ex Machina’, la voz protagónica es la de un robot que comienza a desarrollar sentimientos de amor, algo totalmente desconocido para la máquina, quien confiesa en el coro “Les robots pleurent aussi parfois” (Los robots, a veces, también lloran).

Otro asunto que cabe en este abanico de temas ingeniosos son los fantasmas. Como la banda posteó en su Instagram, ‘Love from the Other Side’ es una canción con influencias de Gorillaz y MGMT (y si es que se escucha con atención podemos notar la referencia a la escalofriantemente divertida ‘Little Dark Age’), ya que trata de las presencias fantasmales de seres queridos que pueden llegar, desprevenidos, a darnos pista que siguen presentes en nuestro mismo plano. 

Por otra parte, la cantante Flore Benguigui brinda su visión feminista en tracks como ‘Girl!’ y ‘Me da igual’, las cuales demuestran que un deseo de la mujer es que el ser “frágil” y “pasional” no sea visto como una debilidad. Además, en ‘Me da igual’ con un coro completamente en español, “Me da igual ser linda”, se discute la desobediencia en la belleza, misma que es impuesta casi como una obligación en las mujeres. Hay ambiciones y sueños mucho más importantes que ser “linda” para esta voz empoderada, quien encuentra comodidad en vestir pijama y en habitar su cuerpo imperfecto y libre. 

Una característica llamativa de este tercer álbum son las colaboraciones internacionales. Como primer single, se lanzó ‘Danza Marilù’ con la cantante italiana Fabiana Martone. La combinación de francés e italiano es un rompecabezas que embona perfectamente en el juego: no tratar de entender la opinión de la gente, para así seguir la indicación de bailar. Así, el gozo se vuelve un acto de rebeldía. 

La colaboración con la artista estadounidense, Maggie Rogers, en la canción  ‘Any Way’, es quizá la más emotiva de todo el disco, pues la voz de Rogers encarna una amante que anhela, entre la distancia y el tiempo sin retroceso, al reencuentro con un amante vívido en sus recuerdos. 

A su vez, ‘Sweet & Sublime’ es la exploración del género del hip-hop de los franceses al incorporar la participación del rapero neoyorquino Erik the Architect. El flow y protagonismo del bajo así como los versos de Erik the Architect generan una referencia al hip-hop old-school, inmediatamente a The Sugarhill Gang, con un toque del French House que L’Impératrice ha perfeccionado a través de los años. 

La aventura de este tercer álbum se acaba con la canción titular, ‘Pulsar’, una odisea en el espacio en la que los detalles sonoros se van desajustando a medida que llega el final de la canción, pues la voz con efecto robótico vacila, se detiene a la par de los sintetizadores que suenan desafinados. “Pulsar” se mira como una especie de desorden sonoro que nos remonta al inicio de todo el “universo”, en referencia al principio del disco en ‘Cosmogonie’, creando un bucle conceptual en el que el álbum siempre encontrará su camino en medio del caos.  

En este viaje espacial, L’Impératrice nos invita a dejar atrás todos los prejuicios que nos encadenan y, en su lugar, abrirnos a una pista de baile que se enciende en cada pulsación de vida. 

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