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Álbum “I Just Want To Be A Sound” (2025) de Kadavar [RESEÑA]9/10
Publicado el: 04/06/2025
El cuarteto de rock psicodélico berlinés Kadavar conformado por el cantante Lupus Lindemann, el baterista Tiger Bartelt, el guitarrista Jascha Kreft y el bajista Simon “Dragon” Bouteloup, regresó el pasado 16 de mayo con su octavo álbum de estudio I Just Want To Be A Sound, inspirado en una frase que dijo el propio Bouteloup al contestar la pregunta que le hicieron los propios integrantes de la banda “¿por qué no tienes redes sociales?”: “¡Solo quiero ser un sonido!”.
Para este proyecto, la banda quiso darle un giro drástico a su estilo musical de stoner rock que los caracterizó en sus inicios, mostrando un sonido más actual y accequible para el público de hoy en día (con continuos toques de rock sintetizado que están presentes a lo largo del álbum), pero sin querer dejar completamente de lado su sonido oscuro y psicodélico, siempre presente en las secciones rítmicas.
El álbum comienza con ‘I Just Want To Be a Sound’. El efecto wah-wah de la guitarra y el groove de la batería con su ritmo envolvente, sirve como una bienvenida directa y acogedora para el oyente y lo adentra por un viaje psicodélico, cuya melodía facilmente se vuelve el gancho pegajoso de la canción (y lo que probablemente se quede en tu cabeza por un buen tiempo). Bien podría compararse con una canción de pop sintetizada, sino fuera por los contrastes que generan los power chords y los tonos del bajo, que ayuda a que este estilo sonoro que la banda no había experimentado antes, se mezcle con su esencia musical que tanto los caracteriza. Con letras como “He estado sobre el cielo y cerca de lo profundo del suelo” y “no me mantengas en repetición, porque necesito ser libre”, la canción te invita a encontrar un propósito, a sentirte vivo, como un sonido, una esencia que está en constante movimiento, que fluye y viaja “a través del espacio y el tiempo, de las sombras a la luz” y nunca se detiene ni se estanca en un solo lugar.
Para la intro de ‘Hysteria’, la batería y un riff con fuzz en loop generan una base bailable, pero no es hasta el coro en que este positivismo de pop sintetizado que predominaba en la canción anterior queda a un lado y el álbum da un pequeño giro de regreso hacia las raíces de la banda, volviendo a su estilo oscuro con sonidos pesados y tonos de hard rock psicodélico setentero, pero ligeramente más limpio y más actual. Si bien contiene frases sueltas que a simple vista carecen de sentido alguno, de alguna manera se complementan para enviar un simple mensaje, vivímos en una constante histeria como consecuencia de lo abrumador y saturado que se ha vuelto el mundo en el que vivímos y cómo esto nos genera un rechazo e ignorancia hacía la realidad. Luego de abrirnos los ojos hacia el caos en que vivímos, sigue ‘Regeneration’ que nos saluda con su escala de estilo retro psicodélico. El coro pareciera que fuera un grupo de gente gritando a todo pulmón ‘Regenerar’ en loop, para una limpieza de aura en una sesión terapeutica y no lo digo en el mal sentido, esta canción suena como una buena catarsis para escuchar con el volumen al máximo, luego de haber tenido un día abrumador y uno solo quiere desfogar todo el estrés contenido, además de dejarte con un sentimiento esperanzador para cuando termina la canción.
Tanto ‘Let Me Be Your Shadow’ y ‘Sunday Mornings’ tienen presente armonías suaves-espaciales, que fácilmente pueden ser confundidas con sintetizadores, las cuales entran en competencia con el sonido crudo y disruptivo de la guitarra distorsionada, que al unirse con la manera celestial en que Lupus canta, con su voz grabada a varias capas, proporciona más profundidad y contraste sonoro.
Con ‘Scar On My Guitar’ se rompe con la melodía contemplativa y moderna que hasta ahora se escuchaba en las anteriores canciones. Siendo la única canción con estilo garage rock y que no contiene variaciones ni divisiones sonoras, sino una melodía pareja y estable, Lupus le hace una oda a su guitarra y todo lo que ha sufrido en sus manos durante los 10 años que ha estado de gira con él.
Para cuando el oyente llega a las canciones ‘Strange Thoughts’, ‘Truth’ y ‘Star’, la banda se encamina hacia un rock más alternativo, más melódico y deja de lado las fuertes distorsiones. El ritmo empieza a volverse más lento y espacial gracias a la voz grabada en varias capas de Lupus y los riffs y escalas que con un toque de estilo doom genera el contraste necesario para saber que lo que estás escuchando no está basado en un solo estilo, sino en un sonido evolutivo y cambiante, una mezcla de emociones en constante movimiento, con sonidos atmosféricos llenos de sentimiento que te llevan a un viaje introspectivo cósmico.
Si bien diría que ‘Until The End’ es la canción que más estilo experimental tiene a comparación de las demás, con los bajos y altos y las armonías suaves y fuertes que hay entre los versos y coros, el cambio melódico en el tercer verso, que le da pase al solo cósmico de guitarra y la última frase que repite Lupus hasta el final, le dan el toque progresivo que resume toda esta paleta sonora que han sido las 10 canciones a lo largo de este disco.
En definitiva, este no es un álbum para los oyentes de Kadavar más puristas, sino para los que mantienen los oídos y mente abierta, dispuestos a aceptar los cambios y a evolucionar musicalmente junto con la banda. En ‘I Just Want To Be A Sound’, Kadavar muestra una nueva faceta musical, un cambio radical en cuanto al estilo sonoro inicial que tuvieron en sus primeros discos, pero sin perder completamente esa pizca de stoner-rock-psicodélico setentero. Este título logra encapsular completamente la esencia del álbum. Las secciones instrumentales que se aprecian en gran parte de las canciones, así como la mezcla y competencia entre géneros y estilos que puede haber en una sola canción, enfatizan la frase de Bouteloup de querer ser solo un sonido que se mantenga vivo mediante la música que realicen, sin importar cuál sea, pero sin perder su potencia ni profundidad.
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