Los proyectos solistas a veces deben tomarse un respiro, encontrar un lugar de reflexión para después conocer las próximas direcciones que la música puede tomar. Este es el caso de Joe Goddard, miembro de la celebrada banda inglesa Hot Chip, quien después de ocho años de su último álbum de estudio, Electric Lines (2017), regresa con Harmonics, un disco que reúne distintas voces e identidades  que brillan en su individualidad. 

La ambición detrás de Harmonics era separar la mente consciente del proceso creativo, dando como resultado un álbum que fuera divertido y ligero para quienes lo escuchan. Para esta tarea, Goddard colaboró con talentosos artistas (incluyendo a sus compañeros de banda Alexis Taylor y Al Doyle) quienes trajeron su propia esencia a las bases de house, funk y el afrobeat que tanto han caracterizado al músico inglés. La libertad sonora y lírica se ve reflejada en las catorce canciones que lo componen, pues los artistas traen a la mesa diversos temas como el amor, una visión política-social, así como monólogos internos que se despliegan en los ritmos y beats bailables del género synth pop. 

Las aspiraciones de Goddard y sus colegas artistas era el disfrute de la unión, de la misma colaboración, en el quehacer musical y éste se manifiesta gentilmente ante sus oyentes, pues el elemento de la repetición de frases y la instrumental constante compuesta por sintetizadores envuelve cómodamente en la experiencia de escucha. Ejemplo de ésto son las canciones ‘Progress’ con Eno Williams del grupo Ibibio Sound Machine y ‘Destiny’ con Findia, pistas que incluyen características convencionales del house, como texturas en bucle que toman fuerza para explotar en el coro. 

Precisamente, estos elementos sonoros sutiles construyen una narrativa en ‘Summon’, una colaboración con Hayden Thorpe (el anterior cantante de Wild Beasts) donde la voz poética “invoca” al amor como una especie de entidad que se esconde en el mundo, pues el leitmotiv “It’s you that I summon”, funciona como la frase regidora que “hechiza” a los sintetizadores y les exige hacerse presentes.  Esto mismo pasa en ‘Miles Away’, en la cual Goddard en compañía con el percusionista Falle Nioke, ilustran un viaje metafórico: la hazaña de encontrar un hogar. La voz de Nioke no sólo encarna a este protagonista en su travesía, sino también se convierte en el viento o en la marea a través de sus vocalizaciones que generan un sentido de espacialidad. 

Cabe rescatar que, curiosamente, las tres canciones en las que Goddard encabeza las vocales, ‘Follow You’, ‘On My Mind’ y ‘Out At Night’, son las más introspectivas de todo el disco, pues tratan de un flujo de consciencia que explota en escenarios nocturnos. Con efectos que enmascaran a la voz de Goddard como si se tratara de un sujeto robótico, los diálogos internos por fin son materializados para cuestionar sobre nuestra forma de amar y nuestro lugar en el mundo. En esta lista de tracks muy íntimas también cabe ‘Moments Die’, la canción que abre el álbum con la dulce voz de Barrie. La diferencia de timbres vocales da cuenta de las diferencias entre personas, pero son éstas las que permanecen en la memoria a lo largo del tiempo. 

El álbum culmina con ‘Revery’, en la cual participa el músico de jazz Alabaster DePlume. Como su título lo indica, la ensoñación se genera a partir  del instrumental, un burbujeo de sintetizadores que entran y salen en los canales de audio. Nuevamente, la repetición de versos en un tono monótono y constante manifiesta el anhelo y la interrogante sobre si pudiéramos volver a empezar, entonces tomaríamos decisiones diferentes, volveríamos a sentir; sin embargo, el sonido del saxofón de DePlume rompe ese estado hipnótico dando fin a Harmonics, cerrando las puertas de ese universo musical de ensueño y unión en las diferencias. 

El álbum de Joe Goddard nos revela que, quizá, la armonía interior y del mundo solamente existe en ese microcosmos de la creación artística. 

Escucha el álbum Harmonics a continuación: