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Arctic Monkeys
Álbum AM (2013) de Arctic Monkeys [RESEÑA]10/10
Por: Alvaro Sánchez
Publicado el: 20/02/2025
En 2013, Arctic Monkeys sorprendió al mundo con AM, un álbum que redefinió su sonido y consolidó su estatus como una de las bandas más influyentes de su generación. Con una fusión única de rock, R&B y psicodelia, este disco no solo marcó un punto de inflexión en su carrera, sino que también capturó la esencia de la nocturnidad, el deseo y la obsesión.
Desde el primer acorde de ‘Do I Wanna Know?’, el álbum sumerge al oyente en un ambiente denso y seductor. Las guitarras pesadas de Jamie Cook y la batería meticulosa de Matt Helders construyen una base irresistible sobre la cual Alex Turner desliza su voz con un magnetismo innegable. Esta canción, que destila una letra sobre obsesión y anhelo, establece de inmediato la atmósfera embriagadora del disco.
‘R U Mine?’ eleva la energía con un riff explosivo y una percusión frenética. Su estructura impredecible y la intensidad vocal de Turner refuerzan la urgencia del deseo y la incertidumbre del amor. ‘One For The Road’, en contraste, adopta un ritmo más pausado y cadencioso en cada estribillo de la canción. Además, cuenta con una producción meticulosa que juega con el misterio y la expectación.
‘Arabella’ es una oda a la psicodelia setentera, con una progresión de acordes envolvente y una explosión de guitarras distorsionadas en el clímax. Su letra, una mezcla de imágenes intergalácticas y referencias terrenales, crea un personaje tan enigmático como fascinante. Por otro lado, ‘I Want It All’ mantiene la intensidad con un ritmo desafiante y coros que resuenan con una actitud descarada.
El álbum baja la velocidad con ‘No. 1 Party Anthem’, una balada melancólica que captura la nostalgia de una noche solitaria. Alex Turner entrega una interpretación emotiva sobre la necesidad de conexión en un entorno donde la euforia superficial es la norma. Siguiendo esta línea introspectiva, ‘Mad Sounds’ adopta una cadencia hipnótica que recuerda a Lou Reed, con un mensaje de consuelo y serenidad.
‘Fireside’ introduce un ritmo intrigante con guitarras sutiles y una percusión precisa, dando como resultado una de las piezas más enigmáticas del álbum. Luego llega ‘Why’d You Only Call Me When You’re High?’, una de las canciones más icónicas del disco, donde el groove del bajo de Nick O’Malley y la cadencia vocal de Alex encapsulan perfectamente la confusión y el deseo impulsivo de la madrugada.
‘Snap Out of It’ juega con un tono más liviano en lo musical, pero mantiene un trasfondo de resignación y desencanto en su letra. ‘Knee Socks’ es una de las joyas ocultas del disco, con su atmósfera intrigante, armonías envolventes y la colaboración sutil de Josh Homme, que añade un toque de misterio y profundidad.
El cierre del álbum, ‘I Wanna Be Yours’, transforma un poema de John Cooper Clarke en una balada hipnótica y obsesiva. La instrumentación minimalista y la entrega vocal de Turner dejan al oyente sumido en una sensación de anhelo inquebrantable, proporcionando un final perfecto para un álbum cargado de emoción y deseo.
Con AM, la banda demostró que la evolución musical no implica perder la esencia, sino expandirla. Cada pista del álbum aporta un matiz único, desde la intensidad frenética hasta la melancolía introspectiva, logrando una cohesión impecable. A más de una década de su lanzamiento, sigue siendo un referente del rock moderno, un testimonio de la capacidad de la banda para reinventarse sin perder su identidad. AM no solo redefinió el sonido de Arctic Monkeys, sino que también capturó una era, consolidándose como un clásico atemporal para las próximas generaciones.
Apreciación:
Lo que hace que AM sea tan especial, es que es un álbum que suena tan bien en una noche de fiesta como en un viaje solitario en carretera. La versatilidad de sus canciones, su lírica intrigante, su producción impecable y su capacidad para evocar emociones complejas lo convierten en una obra maestra moderna. Es el tipo de disco que envejece con elegancia y sigue sonando tan fresco como el primer día.
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