Los PetitFellas: “Hoy en día es muchísimo más fácil conversar con distintos géneros y que la gente lo reciba. Entienden esa diversidad que somos” [ENTREVISTA]

La banda colombiana celebró el décimo aniversario de Historias Mínimas, su álbum debut, en Sargento Pimienta y revela la llegada de un nuevo trabajo para principios del año que viene.

Un sonido lleno de colores estalló el pasado miércoles, 25 de septiembre, entre las paredes de Sargento Pimienta, la emblemática sala de conciertos de la ciudad de Lima. Los PetitFellas presentaron un espectáculo en conmemoración del décimo aniversario de su primer lanzamiento de larga duración, Historias Mínimas, y recogieron el calor de un público que no deja de crecer con cada estreno. Además, contaron con el apoyo inestimable de Greccia, la artista revelación de la escena urbana, sobre el escenario.

Un día antes de la fecha señalada, Worked Music tuvo la oportunidad de hablar con Sebastian Panesso, guitarrista de la banda colombiana. Panesso nos trasladó el entusiasmo de la formación por tocar una vez más en la capital peruana y auguró una experiencia inolvidable como si de una profecía autocumplida se tratase.

Con la misma pasión, echó la vista atrás y reconoció los pasos de más de una década de carrera musical y de las lecciones aprendidas por el camino, un trasiego repleto de anécdotas inverosímiles pero veraces, de dificultades y satisfacciones.

Tras la publicación de la trinidad formada por 777, tres discos de siete canciones cada uno elaborados durante la pandemia, y de un álbum en vivo de la actuación apoteósica que los colombianos ofrecieron junto a la Orquesta Filarmónica de Medellín, Los PetitFellas anuncian la llegada de un nuevo trabajo para principios de 2025. Hasta la fecha, dos sencillos lo preceden para su promoción: ‘El Sol’ y ‘Música de Contrabando’.

En estos momentos, estarán saboreando la memoria de las actuaciones recientes de la gira y preparándose para las siguientes paradas en Tunja y Bucaramanga, en la mitad norte del país que los vio nacer.

El público peruano les espera mañana por la noche en Sargento Pimienta. ¿Cómo se encuentran? ¿Cómo os sentís de cara a esta actuación en uno de los lugares más famosos de la música en vivo de la ciudad de Lima?

Estamos muy felices de por fin dar un show en el Sargento Pimienta. Conozco toda la historia, me han hablado mucho de todo lo que ha pasado a través de este venue, que es icónico, que es como un checklist al cual hay que ir a tocar en Lima. Nosotros muy contentos de llevarles la gira de Historias Mínimas.

De hecho, nos gustaría saber cómo os trata el público peruano, es decir, cómo es la experiencia de tocar para todos vosotros, sobre todo en un momento en el que han pasado diez años desde el primer álbum, Historias Mínimas, y vuestra fama no ha dejado de aumentar.

Lo cierto es que somos unos privilegiados de hacer música, vivir de ella y llegar a lugares donde la gente te recibe. La última vez que tuvimos un show en Lima fue hermosamente increíble. Aquella noche, la energía de la gente parecía la de mi ciudad y tengo una historia muy particular de ese día. Estábamos en un momento del show brincando y quitándonos las camisetas, toda una juerga, y se cae mi guitarra y se rompe. Se le rompe el brazo y queda inservible. Faltaba más de la mitad del show, pero afortunadamente el guitarrista de la banda anterior había dejado la suya y me la pudo prestar. La energía estaba tan alta que, cuando cayó la guitarra, pensé que debía cantar y aplaudir todo el resto del concierto porque eso no podía parar. Así que recuerdo con mucha alegría la última vez que nos vimos en Lima y esta vez será igual o mejor, seguro.

Precisamente, lleváis una década tocando y más de 400 conciertos, que se dice pronto. ¿Cómo ha evolucionado la sensación en el escenario desde los primeros conciertos? ¿Cómo se ha transformado la reacción del público ante canciones como Rock and Love, Antes de morir o El Diccionario?

Ahora somos muchísimo más conscientes de lo que estamos haciendo. Hace diez años éramos unos chamacos que simplemente nos dejamos caer sobre la música a ver qué pasaba y salieron todas estas canciones. Hoy en día conocemos la importancia de lo que significa dar un show, tocar las canciones, dar un discurso y todo lo que pasa dentro de este ritual.

Tenemos muchísimo más claro cómo llevar las curvas para que la gente tenga una experiencia, acá decimos, más bacana, más chida, más arriba. Por eso creo que la gente quiere volver o llevar a alguien. Y creo que eso es bello porque no solamente se traduce en los shows, sino también en la nueva música y en la manera en la que nos comunicamos con nuestro público. Ya sabemos que lo que hacemos repercute, ya cuidado con lo que le dices a la gente, no te vas a poner a decir pavadas.

Todo el tiempo transcurrido hace que los shows sean mucho más sólidos, al igual que la música. Escuchar una canción es como ir al psicólogo: puede hundirte o salvarte, por lo que hay que asumir la responsabilidad de su impacto.

De hecho, vuestra música es muy exuberante, diversa y colorida. Se basa en la fusión de muchos estilos como el jazz, el funk, el rock, el rap o incluso el drum n’ bass, además de otros elementos electrónicos. Esta amalgama genera un ambiente distinto, un tipo de movimiento, una forma de bailar. ¿Cuáles son las sensaciones que produce este cóctel en el público?

Nosotros somos cinco brothers muy diferentes. De repente Nico estaba en la onda del rap y yo de repente estaba escuchando dubstep. Nos dimos cuenta que hay mucha gente que escucha muchos géneros como nosotros. Hoy en día es muchísimo más fácil conversar con distintos géneros y que la gente lo reciba. Entienden esa diversidad que somos. Latinos “hiperculturales”.

De hecho, a veces no hablamos en términos musicales. Puedo decirle al pianista: “Huevón, esta mierda suena más caliente”. Nosotros lo entendemos; Aprendimos por qué un sonido es frío o por qué este sonido es rojo, o por qué las voces de Nico se mueven hacia el gris. Hay tantas imágenes, tantos sabores, tantos pensamientos sinestésicos. Buscamos la emoción.

Ésa es la psique de los PetitFellas. Siempre buscamos que los demás componentes se sientan cómodos con lo que se está tocando. Si a alguno no le gusta, esa canción no funciona. Entonces es bello todo eso que pasa con las ideas y que la gente lo pueda recibir y sea algo valioso.

Precisamente, hablando de colores, hace un año disteis un concierto con la Orquesta Filarmónica de Medellín. ¿Qué colores aportó la orquesta a vuestro show?

Creo que hay un amarillo muy hermoso detrás de un color madera, que claramente tienen muchos instrumentos. Lo primero que hice fue entrar con ellos y hacerles entender el valor que tienen. Porque sé que toda la gente que va al show viene a verme a mí, pero yo quiero que también los vean a ellos. Y cuando distendemos las energías, una luz comienza a salir, porque ahora es el músico quien realmente quiere aportar. No solo su interpretación, que ya domina perfectamente, sino también un pedacito de su alma.

Cuando digo que es amarillo me refiero al color del sol, como que se comienza a vislumbrar. Hay una cohesión musical entre los músicos clásicos y nosotros que se vuelve muy grande, muy hermosa. Afortunadamente, nosotros venimos también de la academia, por lo que sabemos estar con ellos en sus lecturas y compartimos esa parte más teórica.

Te dicen que esto es para gente erudita, para gente que sabe. Y entonces el que no sabe se siente como un pendejo y lo que hace es alejarse. Por eso, estos ejercicios nos unen porque al final la música es una, una y libre. Así que fue una experiencia hermosísima, además que pudimos grabarlo en video, en audio, sacamos la mezcla en vivo. Un privilegio para nosotros.

Sí, es muy hermosa tu manera de relatar la experiencia. Y dado que has mencionado ‘El Sol’, hablemos de vuestro penúltimo single, un adelanto del próximo álbum junto a ‘Música de Contrabando’. ¿Por qué elegisteis estas canciones para abrir esta nueva etapa?

El próximo disco se estrenará a principios del próximo año y aún quedan un par de tracks por lanzar. El primero que sacamos hace tres meses fue ‘El Sol’, un concepto que venimos teniendo en la mente desde hace mucho tiempo por una frase de una canción que dice: “Y ahí espera el sol, a ver qué cosas nos regala”. Es la idea de un nuevo día.

Nuestro trabajo anterior, que se llama 777, fueron tres discos de siete canciones cada uno y se hicieron en pandemia. Hicimos muchas cosas para que el arte nunca parase y eso nos desgastó mucho. Llamamos a esa etapa “La larga noche”. Tras esta etapa, sale el sol nuevamente, se acabó “La larga noche” y ya estamos en un nuevo momento de vida en el que surge esta canción con la energía de lo que renace. Por eso, ‘El Sol’ es la canción que abre el disco para dar gracias, para despertarse.

Además, hace un par de semanas lanzamos nuestro segundo sencillo llamado ‘Música de Contrabando’, un concepto que apunta a la piratería, a la independencia, porque no queremos que nadie nos diga lo que tenemos que hacer. Con esta canción narramos lo que nos ha pasado durante este año en Ciudad de México: la carretera, los nuevos olores, los nuevos sabores, los nuevos colores, los carros abandonados de la ciudad, los techos rojos de nuestro nuevo barrio, llamado Escandón. Otras cosas curiosas como que nos entró un águila a la casa. Completamente verídico. Aunque yo creo que su ítem más importante es la amistad, porque nada de esto hubiera pasado si no nos juntamos a ver qué coño es lo que va a pasar con la vida. El valor de la amistad es el valor de la música de contrabando.

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