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La experiencia Roosevelt
A cinco años del lanzamiento del álbum homónimo de Roosevelt, recordemos la importancia de este disco en la movida Indie-electrónica en cinco canciones.
Publicado el: 28/08/2021
Para un artista resulta una odisea convertir su proyecto musical de “al menos hay una buena canción” en un álbum de culto. En la diversidad de géneros que fluctúan en la estratósfera musical nada es cuestión de suerte, y termina siendo un proceso casi científico de ensayo y error. Ello es así ya que en este proceso convergen, por ejemplo, los recursos audiovisuales y el contenido lírico. Son muy pocos los artistas que logran que ambos términos armonicen y hablen por sí mismos (con o sin una campaña agresiva en redes), bajo los esquemas de un género tan específico y riguroso como el Indie o la electrónica.
Así, Marius Lauber, un joven de Kölln (Alemania)se ríe y levanta la mano. Ello no es para menos, pues él lo ha logrado, él es Roosevelt.
Durante esta semana Roosevelt celebró en sus redes sociales los cinco años del lanzamiento del disco “Roosevelt” el cual lo puso en el eje del género Indie/Electrónica y le brindó la solidez necesaria en su desarrollo como artista independiente. A pesar que existieron proyectos previos a este álbum homónimo tales como el EP “Elliot” (2013) y la colaboración en singles con grandes artistas como Glass Animals o Kakkamaddafakka. En particular, este primer LP sentó las bases para emprender proyectos tales como los álbumes “Young Romance” (2019) y “Polydans” (2021).
A pesar de que en varios artículos se reitera la importancia de la onda ochentera-experimental armonizada con el frenesí de sábado por la noche, consideramos que el álbum por sí mismo permite establecer una narrativa de amor, descubrimiento y desamor. Pensamos que ello es así debido a que los personajes de los videoclips recurren constantemente a escenas de escape-anulación, búsqueda-aceptación. A ello le sumamos el hecho que canciones como ‘Heart’ presentan el amor y la promesa dentro del frenesí: el apoyo y compañía, que luego convergen en temas como ‘Hold On’ y ‘Night Moves’, que representan la confusión y la necesidad de búsqueda en sí misma; y que finalmente se trata el desamor con ‘Moving On’ y ‘Colours’.
En general, es increíble que hayan pasado cinco años de dicha experiencia que no decepciona: clara compañera en las decisiones que implican un seguir adelante, de las despedidas a color, de las promesas con tinte adolescente: “cuando el corazón se gaste, siempre estaré donde vayas”. En fin, nunca perdamos la fiebre por Roosevelt.
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