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Royel Otis
Album: “hickey” de Royel Otis [RESEÑA]Por: Gabriela Franco
Publicado el: 08/10/2025
Royel Madell y Otis Pavlovic han tenido un breakdown de esos que son interesantes de ver en la escena. Si bien ya se estaban haciendo un espacio dentro de la movida australiana, no fue hasta su rendición —única, por cierto— de canciones como “Murder On The Dancefloor” y “Linger” que lograron posicionarse, mostrando una sensibilidad especial para reinterpretar lo conocido y hacerlo completamente suyo en la escena alternativa global.
Una de las cosas curiosas que pueden pasar con los covers es que una banda sea conocida solo por ellos, mientras que su material original pasa desapercibido. En el caso de Royel Otis, ocurrió todo lo contrario: los covers se convirtieron en una ventana que permitió al público adentrarse en su universo musical.
Luego de PRATTS & PAIN, la banda encontró el tiempo y la inspiración para presentar hickey, su segundo álbum de estudio. hickey podría considerarse una definición del sonido actual de Royel Otis, donde el peso de las guitarras sigue siendo su sello distintivo. Esa fuerza toma forma completa cuando las canciones se llevan al escenario. Es un álbum pensado para ser tocado en vivo, y tal vez por eso se siente tan conectado con la experiencia que han construido tras más de un año de gira ininterrumpida, siendo parte de carteles de importantes festivales como Primavera Sound (Portugal), Outside Lands (San Francisco) o Inside Seaside Festival (Polonia).
Sin embargo, hickey también reexplora sonidos más pop, tal vez con un guiño a Campus, su primer EP, y un enfoque más melódico y accesible. No es de extrañar, considerando que en esta producción colaboran nombres como Julian Bunetta (Sabrina Carpenter) y Blake Slatkin (Sam Smith). Aun así, queda un respiro de la vibra más experimental de PRATTS & PAIN en canciones como “Good Times”, donde Josh Lloyd (de Jungle) colabora con el dúo.
Uno de los detalles más interesantes del álbum es que no es pretencioso. Así como las emociones, Royel Otis mantiene una lírica directa y sin tapujos a lo largo de los 13 tracks, donde exploran temas como la duda personal, las imperfecciones y la manera en que las relaciones se distancian cuando se crece en direcciones diferentes. Y esto lo dejan claro no solo en la composición lírica, sino también en la promoción, donde a través de visuales acompañan cada canción con una frase directa sobre su esencia. Por ejemplo, en “torn jeans”: “(esta canción trata sobre adorar las imperfecciones)”, o en “say something”: “(esta canción es sobre palabras no dichas)”.
Tal vez, lo que Royel Otis realmente busca no es descifrar el amor, la pérdida o el crecimiento, sino simplemente dejar que la música respire por sí sola. Dejarla ser. Porque hay algo profundamente humano en no pretender saberlo todo, en cantarle a la duda sin necesidad de resolverla. Y quizás, en esa honestidad tan desarmada, está el verdadero encanto del álbum: no querer decirlo todo, sino sentirlo todo. Al final, puede que solo estén haciendo lo que siempre soñaron —tocar, cantar, y perderse un rato en el ruido bonito de lo que somos cuando dejamos de pretender.
Apreciación:
Tras irrumpir en la escena alternativa con covers virales y giras por el mundo, el dúo australiano se detiene a contemplar la complejidad de las relaciones y a dejar florecer un sonido propio que cobra vida, sobre todo, en el escenario.
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