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  • Álbum “GOLDEN” (2023) de Jungkook [RESEÑA]

Con Golden, Jungkook —el eterno “golden maknae” de BTS— debuta oficialmente con su primer álbum de larga duración en solitario. Diseñado enteramente en inglés y con colaboraciones estratégicas con artistas internacionales, el proyecto busca posicionarlo como una superestrella global del pop.

Desde el arranque, GOLDEN revela con claridad su dirección sonora. El tema de apertura, ‘3D’, se adentra en un pop-R&B de estructura sencilla y atmósfera sensual, con una producción que remite de inmediato a los mejores momentos de Justin Timberlake. Jungkook navega con soltura entre falsetes suaves y líneas pegajosas, pero la colaboración con Jack Harlow resulta disonante: su verso irrumpe sin integrarse del todo y su tono desentona con la estética general del tema, restándole cohesión al conjunto.

Continuando con esta línea anglosajona, ‘Closer to You’, junto a Major Lazer, ofrece una producción más seductora, de tintes electrónicos y con base de reguetón lento. Jungkook adopta una interpretación susurrada, casi flotante, que intenta crear un ambiente de deseo. No obstante, aunque la atmósfera está bien lograda, la canción se diluye rápidamente y no termina de despegar emocional ni melódicamente.

En contraste, ‘Seven’, uno de los sencillos principales, demuestra una eficacia pop difícil de negar. Su ritmo de garage británico y la estructura repetitiva de los días de la semana generan una inmediatez contagiosa. La participación de Latto suma descaro y dinamismo, aunque el resultado sigue siendo más un producto viral que una obra profunda. Aun así, es de las canciones más funcionales del álbum.

Ahora bien, si hay un momento en que Jungkook realmente brilla, ese es ‘Standing Next to You’. Aquí, el cantante se adentra en una fusión de funk, disco y pop retro que destaca por su elegante producción. Los arreglos de cuerdas, la percusión viva y la interpretación vocal firme convierten esta pista en el verdadero punto culminante del álbum. Es uno de los pocos momentos donde se percibe intención artística, presencia y personalidad.

A medida que el álbum avanza, se alternan momentos melódicamente agradables con otros planos. ‘Yes or No’, coescrita por Ed Sheeran, se presenta como una balada pop acústica con tintes R&B. Suena limpia, ligera y radio-friendly, pero también excesivamente genérica. La letra plantea una duda romántica, pero no se arriesga emocionalmente y queda flotando en la superficialidad.

Algo similar ocurre con ‘Please Don’t Change’, colaboración con DJ Snake. La base rítmica tiene un pulso bailable efectivo, sin embargo, tanto la estructura como la letra (“I love you, yeah I love you”) suenan recicladas. Es una pista que podría funcionar en cualquier lista de reproducción, pero que difícilmente alguien recordará con entusiasmo.

Al llegar a ‘Hate You’, el álbum propone una pausa más íntima. Esta balada al piano, con armonías delicadas y tono melancólico, intenta conectar con una herida emocional. No obstante, la interpretación de Jungkook, aunque correcta, no alcanza a transmitir del todo la desesperación o el quiebre que sugiere el título. Se queda a medio camino entre lo vulnerable y lo indiferente.

Más adelante, ‘Somebody’ retoma el pop mid-tempo con una producción tan pulida como impersonal. Jungkook navega estas melodías sin dificultad, pero nuevamente sin dejar una huella clara. La canción es correcta en forma, pero vacía en fondo, como una fórmula que ya hemos escuchado demasiadas veces en el pop estadounidense.

En la misma línea de intrascendencia, ‘Too Sad to Dance’ pretende contrastar ritmo ligero con dolor emocional. La idea funciona en teoría, pero el desarrollo lírico no acompaña. La frase central (“I’m too sad to dance”) carece de fuerza y el track entero parece más una maqueta que una obra terminada.

Finalmente, ‘Shot Glass of Tears’ intenta cerrar el álbum con un tono nostálgico. Su progresión instrumental es más rica que la mayoría de las canciones anteriores, y Jungkook ofrece una interpretación más matizada. Es uno de los pocos temas donde se percibe cierta autenticidad, aunque tampoco logra convertirse en un gran cierre emocional.

Antes de cerrar, debo decir que, GOLDEN se sostiene principalmente en la calidad vocal de Jungkook, quien vuelve a demostrar su versatilidad y capacidad para adaptarse a distintos géneros. Sin embargo, ese talento no siempre encuentra el entorno creativo adecuado para desplegarse con plenitud. Aun así, el álbum cumple con su objetivo principal: posicionarlo como un nombre propio dentro del pop global y presentarlo ante el mundo como un solista con potencial.

Apreciación:

Disfruté GOLDEN, tanto como esperaba. Tiene canciones que me parecieron cool y pegajosas como ‘Standing Next to You’, ‘Seven’ y ‘3D’, y sin duda lo escucharía otra vez. Es un álbum bien producido y vocalmente sólido, pero aún siento que Jungkook tiene más por mostrar. Espero con interés lo que pueda ofrecer en el futuro, con más riesgo, más emoción y, sobre todo, más de él.

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