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  • Álbum “Every Dawn’s a Mountain” (2025) de Tamino [RESEÑA]

En su tercer disco, Tamino entrega una colección de 10 canciones grabadas a lo largo de su tour, en distintos lugares del mundo y ciudades que fueron aportándole una visión diversa para las delicadas y contemplativas composiciones. La evolución y madurez se nota bastante con cada tema, además que la influencias también están más definidas. Se siente un trabajo que se revela poco a poco, por lo que cada nueva escucha no deja de ser reconfortante. Empezando con ‘My Heroine’, un corte minimalista que marca el tono que podemos esperar. ‘Babylon’ es una canción que va creciendo de a pocos, donde se desenvuelve una gran atmósfera de crescendo. 

La influencia musical de medio oriente se nota bastante en ‘Raven’, lo cuál es recurrente también en los discos pasados del artista, y que aporta bastante a su propio universo musical. Una de las sorpresas más grandes también está en ‘Sanctuary’, por la colaboración junto a Mitski, el contraste vocal entre los dos se siente muy alineado y enriquecedor. Le sigue ‘Willow’, en la que se destaca mucho la calidad vocal de Tamino y sale a relucir también la calidad de producción, un sonido muy cálido y encapsulado. No es solo la voz lo que destaca, sino también el uso inteligente de los arreglos y las texturas que dan cuerpo a la canción. Probablemente la canción más destacada de la colección es ‘Elegy’, un tema con una progresión bastante interesante e intrigante; similar a algunas composiciones de Radiohead, con quiebres emocionales inesperados pero cautivadores. 

Llegando a la última recta está ‘Dissolve’, un tema de casi 7 minutos que trata temas de incertidumbre y duda sobre el mundo que nos rodea. ‘Amsterdam’ cierra el disco como un recuerdo de una ciudad donde vivió por 8 años, terminando así como un adiós personal, pero también con la búsqueda en saber lo que viene en el futuro. 

Tamino entrega otro sólido disco en el que redefine aún más su sonido, además de seguir dando sorpresas; ya sea por las colaboraciones, los giros tonales o las decisiones de producción, Every Dawn’s a Mountain refleja la intimidad personal del artista, la cuál acoge muy bien y con la que nos es fácil empatizar. 

Apreciación:

Tamino regresa, tras varios trabajos bajo el brazo, con Every Dawn’s a Mountain, un disco íntimo que explora su mundo interior a modo de reflexión y autodescubrimiento. 

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