Nelick marca su regreso con el single ‘2LATE’, un groove funk atemporal producido por Renaud Letang (Benny Sings, Chilly Gonzales) y Kofi Bae (Mariah the Scientist, Jäde) y que va acompañado de un delicioso video en el que Nelick y su banda se preparan para un largo viaje que les llevará a La Cigale el 3 de octubre de 2024.

Como para describir mejor cómo se siente con el próximo lanzamiento de su álbum, “Mon cœur bat”, Nelick parece más vivo que nunca. Con este álbum, el joven de Champigny-sur-Marne abraza por fin el estatus de artista que tan bien le sienta. 

5 años después de la publicación de “KiwiBunnyTape”, el artista se dispone a presentar al mundo su primer “álbum”, un formato al que concede un fuerte valor “simbólico”.

“Este es mi primer álbum, el verdadero comienzo de mi búsqueda”, confiesa en el tema ‘Je pleure quand ma mère pleure’ (Lloro cuando llora mi madre). Esta búsqueda comenzó hace más de un año, incluso antes de la publicación de su proyecto anterior,  Vanille Fraise. Durante este tiempo, Nelick ha cambiado su forma de trabajar, implicándose mucho más en el proceso de composición y dando la bienvenida a una nueva figura en su círculo íntimo: Renaud Letang. Al lado de este productor, cuya reputación está bien asentada —ha llenado de su magia los discos de Benny Sings, Chilly Gonzales y Philippe Katerine— y de su fiel productor Kofi Bae, Kiwi ha podido dedicar tiempo a explorar su deseo de fusionar géneros y tonos. Siguiendo los pasos de Steve Lacy, Thundercat y Frank Ocean, este primer álbum abarca un amplio espectro. Se desliza desde el funk asertivo (‘2Late’) hasta una romántica balada electrónica de toque francés (‘Minuit sur la Plage’), pasando por arreglos de cuerda al estilo Cosma y potentes vuelos épicos (‘Fall In Love’), sin olvidar el rap. Como dice Nelick con una sonrisa, “De ahí vengo”. El banger phonk “Qui veut la peau de KiwiBunny” nos recuerda a todos que el rap ha sido una fuente de inspiración para Nelick desde que empezó. Repleto de referencias a la cultura pop, Kiwi levanta la voz, durante un largo egotrip, algo que domina con maestría.

En Mon cœur bat, Nelick está solo, o casi solo. Por primera vez en su carrera, utiliza plenamente su voz. Cantada o rapeada, su voz es cruda o, por el contrario, ultraprocesada, moldeándose y distorsionándose constantemente a lo largo de las pistas. A veces transformada en «voz de bebé» (Casper, Salomon), introduce una especie de alter ego hipersensible con el que Nelick se comunica. Al explorar sus sentimientos con mayor profundidad en temas tan sinceros como «Polaire» y «Je pleure quand ma mère pleure,» Nelick acepta un elemento de vulnerabilidad como nunca antes lo había hecho.

Aunque se toma su tiempo para abrirse a la melancolía, Nelick no ha abandonado su pasión por las canciones de amor. Ya sea en «Marmelade» o en «Fille que J’aime,» una verdadera oda al amor, ya sea en la piel del seductor o de la seducida, Nelick se siente a gusto con sus sentimientos y nos deleita con sus historias de corazones (de alcachofa).

Finalmente, con este primer álbum, Nelick se entrega sin concesiones. Desecha de plano sus dudas, lo que le deja mucho espacio para «disfrutar al 100%,» hacer la música que «realmente quiere escuchar» y decir todas las cosas que «realmente quiere decir.» En conjunto, todos estos elementos demuestran que el joven ha redescubierto la «pasión» por su arte y que su corazón late más rápido que nunca.