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El Michels Affair: “Hoy la gente escucha música como si fuera una playlist: un tema de funk puede seguir a uno de folk o reggae, y nadie lo siente raro. Mientras todo venga de la misma persona, hay un hilo conductor” [ENTREVISTA]
El Michels Affair regresa con “24 Hr Sports”, un disco que combina concepto, alma y experimentación.
Por: Luzie Fernández
Publicado el: 22/10/2025
En un panorama musical donde la inmediatez suele imponerse sobre la profundidad, Leon Michels emerge como un artesano del sonido que trabaja con precisión y paciencia. Bajo el alias El Michels Affair, el productor y multiinstrumentista neoyorquino ha cultivado una estética que trasciende etiquetas: un punto de encuentro entre el soul psicodélico, el jazz espiritual y la cultura del sampleo, que ahora alcanza una nueva dimensión en su más reciente trabajo, 24 Hr Sports. Editado a través de Big Crown Records, el disco reafirma su reputación como uno de los productores más influyentes de la actualidad, capaz de inspirar tanto al underground como de cautivar al mainstream.
Lejos de repetir fórmulas, Michels entrega un álbum que funciona como un mosaico de influencias: la iconografía deportiva de las revistas Sports Illustrated de los 80 y 90, la alquimia sonora de MF DOOM, la energía coral del góspel y el espíritu colaborativo del estudio. Cada pista de 24 Hr Sports opera como un pequeño universo dentro de un todo cohesivo, donde los géneros se difuminan sin perder dirección. Lo visual, lo conceptual y lo emocional se entrelazan para construir un lenguaje que, aunque sofisticado, mantiene una sensibilidad profundamente humana.
En este proyecto, Michels da un paso más allá: abandona la zona de confort de la música instrumental y abre el juego a una alineación de voces invitadas que refleja su diversidad creativa. Desde Clairo y Norah Jones hasta Shintaro Sakamoto y Florence Adooni, el álbum celebra la colaboración como un deporte colectivo, donde cada artista aporta su propio color a una partitura común. ‘Anticipate’, su sencillo principal junto a Clairo, ejemplifica esa química: una balada etérea que flota entre el soul y el pop alternativo, sostenida por la producción cálida y minuciosa que distingue a Michels.
Con 24 Hr Sports, El Michels Affair firma una obra que se siente tan contemporánea como atemporal. No hay artificio ni grandilocuencia: solo la certeza de estar ante un creador que entiende el estudio como un campo de juego, donde la experimentación y la emoción corren de la mano. En conversación con Worked Music, Leon Michels nos cuenta cómo nació este álbum, el papel que juega lo visual en su proceso creativo y cómo logró reunir bajo su nombre a algunas de las voces más singulares del panorama actual.
Vamos a hablar de tu álbum 24 Hour Sports. Este está inspirado en muchas cosas distintas, como las revistas Sports Illustrated, MF Doom y la música góspel.
¿Cómo se dio esa mezcla? ¿Cómo cruzaste todos esos conceptos en tu cabeza hasta darles la forma que hoy tienen?
Bueno, fueron varias cosas. Básicamente, estuve escuchando mucho los discos de MF Doom y me inspiró mucho su sonido, su producción y las fuentes de sus samples, como música brasileña o discos de jazz de los 70.
Sabía que quería hacer un álbum con esa paleta sonora. Luego me uní a un equipo de sóftbol, así que empecé a practicar deportes. No jugué mucho de niño, así que era algo nuevo para mí.
Me inspiró bastante porque encontré muchas similitudes con la música: ambos son como un deporte en equipo, donde todos trabajan juntos y cada uno cumple su papel. De hecho, tuve el título del disco antes incluso de empezar a grabarlo. Esa fue la base del concepto.
En cuanto a las revistas, soy una persona muy visual. Siempre que hago discos de “El Michels Affair”, suelo tener una inspiración visual detrás, ya sea de películas o cosas por el estilo.
Entonces comencé a coleccionar revistas de los años 80; me gustaba su estética: ese maximalismo colorido, casi bidimensional. Me inspiró también en la música.
Así que tenía el título, la inspiración visual y la sonora. No ocurrió todo de golpe, pero así empezó el proceso del disco.
Siento que este álbum tiene un concepto visual muy fuerte. Tomaste mucha estética de los 80 y 90.
¿Qué papel juega lo visual en tu proceso de composición musical?
Como dije, en mi música, muchas veces todo parte de lo instrumental, sin palabras. Así que, si estoy mirando algo visual o lo imagino, eso me sirve de inspiración.
A menudo, cuando compongo, empiezo a imaginar una escena de película o algo visual que me guía. Si no hay letras, igual tienes que transmitir una emoción, y para mí eso suele venir de lo visual.
Claro, entiendo. 24 Hour Sports marca un cambio, porque usualmente haces cosas más instrumentales, pero ahora apostaste por varios artistas vocales invitados. ¿Cómo ocurrió eso?
Creo que llegué a un punto en mi carrera en el que trabajo con tantos cantantes que eso empezó a influirme. Cuando era más joven, escuchaba principalmente música instrumental y jazz, así que era natural hacer música instrumental. Pero ahora hago mucha música con voces, así que me nació el deseo de escucharlas más.
No soy un gran cantante (aunque canto un par de cosas en el disco), pero quería hacer un álbum que incluyera voces, al menos algunas.
¿Cómo elegiste a tus colaboradores? Tienes muchas influencias distintas: Clairo, Norah Jones, Shintaro Sakamoto… ¿Qué buscas en un colaborador?
En general, trabajo con gente a la que respeto mucho o con quienes tengo una conexión personal. Con Norah y Clairo grabé discos el año pasado, así que ya tenía una relación cercana con ellas, fue fácil invitarlas.
Con Florence Adooni y Shintaro Sakamoto es distinto: los he seguido durante años y me encanta su música. En el caso de Florence, un amigo cercano en África nos presentó.
Y con Sakamoto, él mencionó en una entrevista que le gustaba Big Crown Records, así que sabía que era fan. Yo también lo admiraba, y ya habíamos hablado de colaborar, así que este disco fue la oportunidad perfecta.
Has trabajado con Clairo y Norah Jones, pero en sus proyectos, no bajo tu propio nombre. ¿Cómo es ese proceso inverso, mantener la química pero ahora bajo tu identidad artística?
No es tan distinto. A veces hago canciones solo, se las muestro y dicen “me encanta, ¿puedo cantar sobre eso?”. Eso pasa a menudo.
La diferencia es que en “mi” disco tengo más libertad con sus voces. Por ejemplo, Norah Jones siempre usa reverb en su voz, pero esta vez pude dejarla completamente seca, sin reverb, algo que probablemente no pasaría si fuera un álbum suyo. Es una libertad muy interesante.
Hablemos del proceso creativo. Eres un gran productor, pero 24 Hour Sports vuelve a poner tu nombre al frente. ¿Cómo te sientes con eso? ¿Cambia algo para ti?
Un poco, sí. Cuando produces, siempre estás un paso atrás: si la gente se interesa, descubrirá quién produjo, pero no estás en primer plano.
Cuando el trabajo lleva tu nombre, hay más responsabilidad, pero también más libertad. Hacer discos para mí es muy divertido porque solo tengo que responder ante mí mismo.
Producir para otros es muy colaborativo, y eso también es hermoso, porque te lleva a lugares donde no llegarías solo. Pero hacer algo solo es liberador: todas las decisiones finales dependen de ti.
Siento que el disco varía mucho: tiene muchos estilos —góspel, dubstep, funk— pero se siente cohesivo. ¿Cómo lograste unir todo eso?
Tengo esta teoría: hoy la gente escucha música como en una lista de reproducción. Un tema de funk puede seguir a uno de folk o reggae, y nadie lo siente raro. Así que ya no importa tanto que un disco sea totalmente homogéneo.
Mientras todo venga de la misma persona, habrá un hilo conductor que lo una.
Entonces, ¿piensas este álbum más como una playlist que como un disco?
No, creo que sigue siendo un álbum en toda regla. Hay un concepto fuerte detrás, y funciona de principio a fin. No me preocupaba que una canción esté en japonés y otra en inglés. Sabía que iba a funcionar igual. Me gusta que un disco pueda moverse tanto y aun así sentirse fluido.
¿Cómo ves llevar este concepto al directo? ¿Habrá presentaciones?
Bueno, casi nunca toco en vivo. De hecho, sería complicado llevar este disco al escenario, porque cada canción tiene muchos instrumentos y cantantes distintos.
Sería una gran producción.
Sí, imagino que sería todo un reto.
¿Has pensado en tocar en vivo en algún momento, aunque no sea con este disco?
Sí, toqué en vivo ayer, abrimos para Alabama Shakes, y fue divertido. Pero, sinceramente, prefiero estar en el estudio creando que tocando en directo.
Claro, entiendo que los conciertos y las sesiones en vivo son mundos distintos.
Exacto, son cosas totalmente diferentes.
¿Cuál dirías que es tu “lista de deseos” como artista?
No tengo realmente una lista. Siempre hay artistas a los que admiro y con quienes me gustaría colaborar, pero no pienso en términos de metas de carrera.
Solo intento seguir haciendo cosas que me mantengan creativo y feliz. No me planteo objetivos como “quiero tocar en el Madison Square Garden; simplemente quiero hacer música que me entretenga, me inspire y, bueno, que pague el alquiler.
¿Qué esperas que el público sienta cuando escuche este disco por primera vez?
Buena pregunta. Creo que hacer música es un proceso bastante egoísta, en el buen sentido. La haces para ti mismo.
Así que cuando alguien me dice “tu música me hizo sentir esto” o “gracias por hacerla”, me sorprende, porque nunca pienso en lo que los demás van a sentir, sino en lo que yo siento al hacerla.
Pero ojalá el disco inspire a otros a ser creativos también, a animarse a hacer algo sin límites.
Siento que encajas tanto en la escena underground como en la mainstream. Inspiras a ambos mundos. ¿Cómo vives esa “doble identidad”?
(Ríe) No lo sé. He tenido algo de éxito en el mainstream, pero no lo busco. Por ejemplo, con Clairo hicimos lo que quisimos, y funcionó porque ella tiene una visión pop muy suya.
Eso demuestra que no existe un “tipo de música mainstream”: si la gente la escucha y conecta, se vuelve popular.
‘Juna’, por ejemplo, se volvió muy conocida, y ni siquiera tiene un coro. Pero a la gente le atrajo.
¿Recuerdas algún momento clave durante el proceso del disco, uno en el que dijeras “esto es”?
Sí. Cuando trabajaba en la canción con el solo de saxofón de Rahsaan Roland Kirk (‘Take My Hand’).
Estaba en el estudio, mirando Instagram, y vi un video antiguo de Rahsaan tocando un solo. Lo escuché mientras mi canción sonaba de fondo… y su solo encajaba perfectamente. Fue un momento mágico, casi imposible, como si su espíritu hubiera estado ahí.
¿Qué proyectos tienes ahora o para el futuro?
Sigo trabajando con Norah y Clairo. Acabo de terminar un disco con Kevin Morby, del que estoy muy emocionado.
También sigo produciendo para los artistas de Big Crown, como Brainstory, y acabo de finalizar un nuevo álbum de Lady Wray que sale el próximo mes.
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